Cuando
luchamos por llegar a peldaños de aceptación, felicidad y riqueza. Cuando tener
una vida mas plena es nuestro anhelo, siempre transitamos por el mejor camino
que nos han enseñado o nos sumergimos en aquello “nuevo” que consideramos nos
trae rápidamente lo que necesitamos.
Hay
quien dice. Llevo la Vida
intentando, trabajando fuerte (lo que no es solo en las horas de expediente),
inventando, pero continúo sin levantar el Techo de Vuelo.
Hay
quien se encomienda a todo lo encomendable, se hace acompañar de lo mas disímil,
inventa todo lo posible pero no cambia el concepto que a sus padres y a el después
lo llevaron hasta donde esta.
Chopra
de origen Hindú, estudio en Los Estados Unidos y se hizo Medico.
Se une
en un lenguaje actual, sencillo para su comprensión lo milenario del
pensamiento Hindu y lo clasico y mas prominente del mundo occidental.
Y todo
coincide como si fueran piezas de un rompecabezas. Se asiste cuando se revisa a
fondo al Derrumbe de la Torre
de Babel.
Es
interesante en sobremanera como en el mundo actual. Usted no tiene que dejar de
ser como es. No tiene que renunciar a nada y ver el mundo de una forma
diferente.
Cual es
la fuerza de la Oración ,
Cual es la de la buena obra para con los demás, Que y como alcanzar el éxito. Hay
respuestas en Chopra que pueden ser la respuesta que Usted busca. Sígame y poco
a poco vamos a ver que dice Este Maestro. Gracias.
Omarito.
La fuente de toda creación es la
conciencia pura... la potencialidad pura que busca expresarse para pasar de lo
inmanifiesto a lo manifiesto.
Y cuando nos damos cuenta de que
nuestro verdadero yo es la potencialidad pura, nos alineamos con el poder que
lo expresa todo en el universo.
En el principio
no había existencia ni
inexistencia;
todo este mundo era energía sin
manifestarse...
El Ser único respiraba, sin
respiración,
por su propio poder. Nada más
existía...
- Himno de la Creación , Rig Veda
La primera ley espiritual del éxito
es la ley de la potencialidad pura. Se basa en el hecho de que, en nuestro
estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es potencialidad
pura; es el campo de todas las posibilidades y de la creatividad infinita. La
conciencia pura es nuestra esencia espiritual. Siendo infinita e ilimitada,
también es felicidad pura. Otros atributos de la conciencia son el conocimiento
puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la invencibilidad, la
simplicidad y la dicha. Ésa es nuestra naturaleza esencial; una naturaleza de
potencialidad pura.
Cuando descubrimos nuestra
naturaleza esencial y sabemos quién somos realmente, ese solo conocimiento
encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque
somos la posibilidad eterna, el potencial inconmensurable de todo lo que fue,
es y será. La ley de la potencialidad pura también podría denominarse ley de
la unidad, porque sustentando la infinita diversidad de la vida está la unidad
de un solo espíritu omnipresente. No existe separación entre nosotros y ese
campo de energía. El campo de la potencialidad pura es nuestro propio yo. Y
cuanto más desarrollemos nuestra propia naturaleza, más cerca estaremos de ese
campo de potencialidad pura.
Vivir de acuerdo con nuestro yo,
en una constante auto-referencia, significa que nuestro punto interno de
referencia es nuestro propio espíritu, y no los objetos de nuestra
experiencia. Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto.
Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las
cosas que están fuera de nuestro yo; entre ellas están las situaciones en las
que nos involucramos, nuestras circunstancias, y las personas y las cosas que
nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al objeto, buscamos
constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comportamientos
esperan constantemente una respuesta. Nuestra vida, por tanto, se basa en el
temor.
Cuando vivimos según la
referencia al objeto, también sentimos una intensa necesidad de controlarlo
todo. Sentimos intensa necesidad de tener poder externo. La necesidad de
aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se
basan en el temor. Esta forma de poder no es el de la potencialidad pura, ni el
poder del yo, o poder real. Cuando experimentamos el poder del yo no hay
temor, no hay necesidad de controlar, y no hay lucha por la aprobación o por
el poder externo.
Cuando vivimos según la
referencia al objeto, el punto de referencia interno es el ego. Sin embargo,
el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra autoimagen, nuestra
máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la máscara social le
gusta la aprobación; quiere controlar, y se apoya en el poder porque vive en
el temor.
Nuestro verdadero yo, que es
nuestro espíritu, nuestra alma, está completamente libre de esas cosas. Es
inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a
nadie. Y, sin embargo, es humilde y no se siente superior a nadie, porque es
consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con
distintos disfraces.
Ésa es la diferencia esencial
entre la referencia al objeto y la auto-referencia. En la auto-referencia,
experimentamos nuestro verdadero ser, el cual no les teme a los desafíos,
respeta a todo el mundo y no se siente inferior a nadie. Por tanto, el poder
del yo es el verdadero poder.
El poder basado en la referencia
al objeto, en cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe
únicamente mientras exista el objeto de referencia. Si uno tiene cierto título
- si es el presidente del país o el presidente de la junta directiva de una
corporación - o si tiene muchísimo dinero, el poder de que disfruta está
ligado al título, al cargo o al dinero. El poder basado en el ego dura
solamente lo que duran esas cosas. Apenas desaparezcan el título, el cargo y el
dinero, desaparecerá el poder.
Por otra parte, el poder del yo
es permanente porque se basa en el conocimiento del yo, y este poder tiene
ciertas características: Atrae la gente hacia nosotros y también atrae las
cosas que deseamos. Él magnetiza a las personas, las situaciones y las
circunstancias en apoyo de nuestros deseos. Esto es lo que se conoce también
como apoyo de las leyes de la naturaleza. Es el apoyo de la divinidad; es el
apoyo que se deriva de estar en un estado de gracia. Este poder es tal que
disfrutamos de un vínculo con la gente y la gente disfruta de un vínculo con
nosotros. Es el poder de establecer lazos - lazos que emanan del verdadero
amor.
¿Cómo podemos aplicar la ley de
la potencialidad pura, el campo de todas las posibilidades, en nuestra vida?
Si queremos disfrutar de los beneficios del campo de la potencialidad pura, si
queremos utilizar plenamente la creatividad inherente a la conciencia pura,
debemos tener acceso a ella. Una manera de tener acceso al campo de la potencialidad
pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la meditación y del
hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en contacto con la naturaleza también
nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: creatividad infinita,
libertad y felicidad.
Practicar el silencio significa
comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Tener
la experiencia del silencio significa renunciar periódicamente a la actividad
de hablar. También significa renunciar periódicamente a actividades tales
como ver televisión, escuchar radio, o leer. Si nunca nos damos la oportunidad
de experimentar el silencio, esto crea una turbulencia en nuestro diálogo
interno.
Destinemos un corto tiempo de vez
en cuando a experimentar el silencio. O sencillamente comprometámonos a hacer
silencio durante un determinado tiempo todos los días. Podrían ser dos horas, o
si eso nos parece mucho, hagámoslo durante una hora. Y de vez en cuando dediquemos
un período largo a experimentar el silencio, por ejemplo todo el día, o dos
días, o hasta una semana.
¿Qué sucede cuando entramos en
esta experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo interno se
vuelve todavía más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas.
He conocido personas que llegan a la desesperación total el primer o el
segundo día que se consagran a guardar silencio durante un período prolongado.
Súbitamente los invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida
que perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza a callar. Y al
poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de
cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido
insistir e insistir si el yo - el espíritu, el que decide - no desea hablar, y
punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la
quietud del campo de la potencialidad pura.
Practicar el silencio
periódicamente, en el momento que más nos acomode, es una manera de
experimentar la ley de la potencialidad pura. Otra manera es dedicar un tiempo
todos los días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo menos durante
treinta minutos por la mañana y treinta minutos por la noche. Por medio de la
meditación aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la
conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el campo de la correlación
infinita, el campo del poder organizador infinito, el terreno último de la
creación donde todo está conectado inseparablemente con todo lo demás.
En la quinta ley espiritual, la
ley de la. intención y el deseo, aprenderemos la manera de introducir un leve
impulso de intención en este campo para que la realización de nuestros deseos
tenga lugar espontáneamente. Pero primero debemos tener la experiencia de la
quietud. La quietud es el primer requisito para manifestar nuestros deseos,
porque en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura,
el cual puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.
Imaginemos que lanzamos una
piedra pequeña en un pozo de agua y observamos las ondas que se forman. Al
rato, cuando las ondas desaparezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos
otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en el campo del
silencio puro e introducimos nuestra intención. En ese silencio, hasta la menor
intención avanzará formando ondas por el terreno subyacente de la conciencia
universal, el cual conecta todo con todo lo demás. Pero si no experimentamos
la quietud de la conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento,
podríamos lanzar en él todo el edificio Empire State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: "Calla, y
sabrás que soy Dios". Esto es algo que sólo se puede lograr a través de la
meditación.
Otra manera de entrar en el campo
de la potencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar.
juzgar es evaluar constantemente las cosas para clasificarlas como correctas o
incorrectas, buenas o malas. Cuando estamos constantemente evaluando,
clasificando, rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro
diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía que fluye entre nosotros y el
campo de la potencialidad pura. Literalmente, comprimimos el espacio entre un
pensamiento y otro.
Ese espacio es nuestra conexión
con el campo de la potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el
espacio silencioso entre los pensamientos, la quietud interior que nos conecta
con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el espacio, reducimos nuestra
conexión con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
En Un curso de milagros hay una
oración que dice: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda". El hábito
de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el
día con esa afirmación. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos
sorprendamos juzgando. Si nos parece muy difícil practicar este procedimiento
durante todo el día, entonces sencillamente digámonos: "No juzgaré nada
durante las próximas dos horas" o "Durante la próxima hora, pondré en
práctica el hábito de no formar juicios". Después podremos ampliar
gradualmente el tiempo.
Por medio del silencio, de la
meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la primera ley, la
ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos
agregar un cuarto componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en
contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos
permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas
de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la
vida. Trátese de un arroyo, un bosque, una montaña, un lago o del mar, esa
conexión con la inteligencia de la naturaleza también nos ayudará a lograr el
acceso al campo de la potencialidad pura.
Debemos aprender a ponernos en
contacto con la esencia más íntima de nuestro ser. Esa verdadera esencia está
más allá del ego. No teme; es libre; es inmune a la crítica; no retrocede ante
ningún desafío. No es inferior ni superior a nadie, y está llena de magia,
misterio y encanto.
El acceso a nuestra esencia
verdadera también nos permitirá mirarnos en el espejo de las relaciones
interpersonales, porque toda relación es un reflejo de la relación que tenemos
con nosotros mismos. Si, por ejemplo, nos sentimos culpables, temerosos o
inseguros con respecto al dinero, al éxito o a cualquier otra cosa, estos
sentimientos serán el reflejo de la culpabilidad, la inseguridad y el temor
básicos de nuestra personalidad. No existe en el mundo ningún dinero o éxito
que pueda resolver estos problemas básicos de la existencia; solamente la
intimidad con el yo podrá hacer surgir la verdadera cura. Y cuando estemos bien
afianzados en el conocimiento de nuestro verdadero yo - cuando realmente
comprendamos su verdadera naturaleza - jamás nos sentiremos culpables,
temerosos o inseguros acerca del dinero, o de la abundancia, o de la
realización de nuestros deseos, porque comprenderemos que la esencia de toda
riqueza material es la energía vital, la potencialidad pura; y la potencialidad
pura es nuestra naturaleza intrínseca.
A medida que logremos más y más
acceso a nuestra verdadera naturaleza, también iremos teniendo espontáneamente
pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura es también el
de la creatividad infinita y el del conocimiento puro. Franz Kafka, el poeta y
filósofo austriaco, dijo alguna vez: "No hay necesidad de salir de la
habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario
escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en
silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser
descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies".
La abundancia del universo - la
espléndida exhibición y riqueza del universo - es una expresión de la mente
creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la
naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada. Pero
primero debemos dejar atrás la turbulencia de nuestro diálogo interno, a fin
de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces
crearemos la posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al mismo
tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa. Esta exquisita
combinación de la mente silenciosa, ilimitada e infinita con la mente
dinámica, limitada e individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el
movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa que deseemos. Esta
coexistencia de los contrarios - quietud y dinamismo al mismo tiempo - nos
independiza de las situaciones, las circunstancias, las personas y las cosas
que nos rodean.
Cuando reconozcamos calladamente
esta coexistencia exquisita de los contrarios, nos alinearemos con el mundo
de la energía - el caldo cuántico, la cosa inmaterial que constituye la fuente
del mundo material. Este mundo de energía es fluido, dinámico, flexible,
cambiante, y está siempre en movimiento. Pero, al mismo tiempo, es quieto,
callado, eterno, silencioso y no cambia.
La quietud en sí constituye la
potencia para crear; el movimiento en sí es la creatividad reducida a un
determinado aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y
movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en todas las
direcciones - a donde quiera que el poder de nuestra atención nos lleve.
A donde quiera que vayamos en
medio del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa
manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de acceso
al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.
CÓMO APLICAR LA
LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA
Pondré a funcionar la ley de la.
potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Me pondré en contacto con el
campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días a estar en
silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar en silencio
por lo menos dos veces al día, aproximadamente durante treinta minutos por la
mañana y treinta por la noche.
2) Destinaré tiempo todos los
días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso de la
inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a observar
una puesta del sol, o a escuchar el ruido del océano o de un río, o
sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio,
y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la
vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
3) Practicaré el hábito de no
juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada de lo que
suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.
LA LEY DEL DAR
El universo opera
por medio de un intercambio dinámico... Dar y recibir son aspectos diferentes
del flujo de la energía en el universo. Y si estamos dispuestos a dar aquello
que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.
Este frágil recipiente lo has
vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de vida nueva. Esta pequeña
flauta de caña la has llevado por valles y montañas, soplando a través de ella
melodías siempre nuevas...
Tus dones infinitos vienen a mí
solamente en mis pequeñas manos. Pasan los siglos, y tú continúas vertiendo, y
todavía hay espacio para llenar.
- RABINDRANATH
TAGORE, Gitanjali
La segunda ley espiritual del
éxito es la ley del dar. También podría llamarse la ley del dar y recibir
porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. Nada es
estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante-con el
cuerpo del universo; nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la
mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos.
El flujo de la vida no es otra
cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que
estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los
elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar. Puesto que
nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico
intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo
sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a
estancarse. Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza y la
afluencia* - o cualquier
cosa que deseemos en la vida - circulando permanentemente.
La palabra "afluencia"
viene de la raíz latina afflúere que
significa "fluir hacia". La palabra afluencia significa "fluir
en abundancia". El dinero realmente es un símbolo de la energía vital que
intercambiamos, y de la energía vital que utilizamos como consecuencia del
servicio que le * prestamos al universo. Al dinero también se le llama moneda
"corriente", nombre que refleja igualmente la naturaleza fluida de la
energía. La palabra "corriente" viene del latín cúrrere que significa "correr" o "fluir".
Por tanto, si impedimos la
circulación del dinero - si nuestra única intención es acaparar el dinero y
aferrarnos a él -, impediremos también, puesto que el dinero es energía vital,
que éste vuelva a circular en nuestra vida. Para que esa energía fluya
constantemente hacia nosotros, debemos mantenerla en circulación. Al igual que
un río, el dinero debe mantenerse en movimiento, o de lo contrario comienza a
estancarse, a obstruir, a sofocar y a estrangular su propia fuerza vital. La
circulación lo mantiene vivo y vital.
Toda relación es una relación de
dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que
sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, recibir es lo mismo que
dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el
universo. Y si detenemos el flujo de alguno de los dos, obstaculizamos la
inteligencia de la naturaleza.
En toda semilla está la promesa
de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su
inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía
invisible fluye para convertirse en una manifestación material.
Cuanto más demos más recibiremos,
porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En
realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es
dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni vale
la pena recibirse. Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha
sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regañadientes,
no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Al dar y al recibir, lo más
importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad
para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la
vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente
proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del
corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre - la actitud mental debe ser
tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía
que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
En realidad, practicar la ley del
dar es muy sencillo: si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si
deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio,
aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza
material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad, la manera más
fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que
ellos desean. Este principio funciona igualmente bien para las personas, las
empresas, las sociedades y las naciones. Si deseamos recibir el beneficio de
todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el
mundo todas las cosas buenas de la vida.
Incluso la sola idea de dar, el
simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz
individual de energía e información en medio de un universo de energía e
información. Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo
consciente. La palabra "conciencia" implica mucho más que energía e
información - implica una energía y una información que viven en forma de
pensamiento. Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante.
Y el pensamiento tiene el poder de transformar.
La vida es la danza eterna de la
conciencia, que se manifiesta como un intercambio dinámico de impulsos de
inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo humano y
el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica.
Cuando aprendemos a dar aquello
que buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento
exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida.
La mejor manera de poner a
funcionar la ley del dar - de iniciar todo el proceso de circulación - es
tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona,
le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una
flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más poderosas de dar
no son materiales. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto,
aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no
cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un
buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad
silenciosa es muy poderosa.
Una de las cosas que me enseñaron
cuando era niño, y que también les he enseñado a mis hijos, es nunca visitar a
alguien sin llevarle algo - no visitemos nunca a alguien sin llevarle un
regalo. Sin embargo, uno podría preguntarse: "¿Cómo puedo hacerles regalos
a los demás si ahora ni siquiera tengo suficiente para mí?" Podemos
regalar una flor; una sola flor. Podemos llevar una nota o una tarjeta que
exprese algo sobre nuestros sentimientos hacia la persona a quien visitamos.
Podemos llevar un elogio. Podemos llevar una oración.
Tomemos la decisión de dar en
todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos
dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los
efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará
nuestra capacidad para dar.
Nuestra verdadera naturaleza es
de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza
provee a todas las necesidades y deseos. No nos falta nada porque nuestra
naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas. Por
consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente
de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la
potencialidad pura - es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad,
incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento.
Si vamos en pos de estas cosas primero - no solamente para nosotros mismos,
sino para los demás - todo lo demás nos llegará espontáneamente.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL DAR
Pondré a funcionar la ley del dar
comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Llevaré un regalo a cualquier
lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo
puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a todas las
personas con quienes me encuentre, para iniciar así el proceso de poner en
circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en la de los
demás.
2) Hoy recibiré con gratitud
todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza:
la luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de primavera o las
primeras nevadas del invierno.
También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo material,
dinero, un elogio o una oración.
3) Me comprometeré a mantener en
circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la
vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que me encuentre con alguien,
le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.
3
Cada acción genera
una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera...
Cosechamos lo que
sembramos.
Y cuando optamos
por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto de nuestro
karma es también alegría y éxito.
El karma es la
afirmación eterna del libre albedrío... Nuestros pensamientos, nuestras
palabras y nuestros actos son los hilos de la red que tendemos a nuestro
alrededor.
SWAMI
VIVEKANANDA
La tercera ley espiritual del
éxito es la ley del karma. El "karma" es a la vez la acción y la
consecuencia de esa acción; es causa y efecto al mismo tiempo, porque toda
acción genera una fuerza de energía que vuelve a nosotros de igual manera. No
es desconocida la ley del karma; todo el mundo ha oído la expresión
"Cosechamos lo que sembramos". Es obvio que si deseamos crear felicidad
en nuestra vida, debemos aprender a sembrar las semillas de la felicidad. Así,
el karma entraña la acción que resulta de las decisiones conscientes.
En esencia, todos somos
escogedores de opciones infinitas. En todo momento de nuestra existencia
estamos en el campo de todas las posibilidades, donde tenemos acceso a un
número infinito de opciones. Algunas de estas opciones se escogen
conscientemente, mientras que otras se eligen inconscientemente. Pero la mejor
manera de comprender y utilizar al máximo la ley kármica es que seamos
conscientes de las decisiones que tomamos en todo momento.
Sea que nos guste o no nos guste,
todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que
tomamos en el pasado. Infortunadamente, muchos de nosotros escogemos inconscientemente,
y, por tanto, no nos damos cuenta de que estamos frente a un abanico de opciones;
sin embargo, lo estamos.
Si yo insultara a alguien, lo más
seguro es que esa persona optara por ofenderse. Si yo le hiciera un cumplido,
lo más probable es que optara por sentirse complacida o halagada. Pero pensemos
en esto: siempre hay una opción. Yo podría insultarla, y esa persona podría
optar por no ofenderse. Yo podría hacerle un cumplido, y ella podría optar por
no permitir que mi elogio la afectara.
En otras palabras, la mayoría de
nosotros - aunque escogedores de opciones infinitas - nos hemos convertido en
haces de reflejos condicionados, los cuales son constantemente provocados por
las personas y las circunstancias, en forma de comportamientos predecibles.
Estos reflejos condicionados son como los de Pávlov. Pávlov se hizo famoso por
demostrar que si se le da algo de comer a un perro cada vez que suena una campana,
pronto el perro comienza a salivar cuando oye la campana, porque asocia un
estímulo al otro.
La mayoría de nosotros, como
consecuencia del condicionamiento, respondemos de manera repetitiva y
predecible a los estímulos de nuestro medio ambiente. Al parecer, nuestras
reacciones son provocadas automáticamente por las personas y por las
circunstancias, y así olvidamos que esas reacciones son opciones que escogemos
en cada momento de nuestra existencia. Sucede simplemente que escogemos esas
opciones inconscientemente.
Si nos detenemos un momento y
observamos las opciones que escogemos en el instante mismo en que las
escogemos, ese simple acto de convertirnos en espectadores nos permite sacar
todo el proceso del reino del inconsciente para traerlo al reino de la
conciencia. Este procedimiento de elección y de observación conscientes da
mucho poder.
Cuando hagamos una elección -
cualquier elección - hagámonos dos preguntas. En primer lugar: "¿Cuáles
son las consecuencias de escoger este camino?" El corazón nos lo dirá
inmediatamente. Y en segundo lugar: "¿Traerá esta decisión que estoy
tomando felicidad para mí y para quienes me rodean?" Si la respuesta es
afirmativa, sigamos adelante. Si la respuesta es negativa, si se trata de una
opción que nos traerá sufrimiento a nosotros o a quienes nos rodean,
abstengámonos de escoger ese camino. Es así de sencillo. Solamente hay una
opción, entre el número infinito de opciones que se presentan a cada segundo,
que puede traernos felicidad a nosotros y a quienes nos rodean. Elegir esta
opción produce una forma de comportamiento que se conoce con el nombre de
acción correcta espontánea. La acción correcta espontánea es la acción
apropiada que se toma en el momento oportuno. Es la respuesta correcta a cada
situación, en el momento en que se presenta. Es la acción que nos nutre, a
nosotros y a todas las demás personas a quienes ella afecta.
El universo tiene un mecanismo
muy interesante para ayudarnos a tomar decisiones correctas espontáneamente.
Este mecanismo se relaciona con las sensaciones del cuerpo, las cuales son de
dos tipos: de bienestar o de malestar. En el instante mismo en que estemos
tomando una decisión conscientemente, prestemos atención a nuestro cuerpo y
preguntémosle: "¿Qué pasa si opto por esto?" Si el cuerpo nos envía
un mensaje de bienestar, es la decisión correcta; si da señales de malestar,
entonces no es el camino apropiado.
Algunas personas sienten el
mensaje de bienestar o malestar en la zona del plexo solar, pero la mayor
parte de la gente lo siente en el área del corazón. Prestemos conscientemente
atención al corazón y preguntémosle qué debemos hacer. Después esperemos la
respuesta - una respuesta física en forma de sensación. Podrá estar en el
nivel más sutil de sensación, pero estará ahí, en nuestro cuerpo.
Sólo el corazón sabe la respuesta
correcta. La mayoría de las personas piensan que el corazón es sensiblero y
sentimental, pero no es así. El corazón es intuitivo; es holístico, es
contextual, es relacional. No se orienta a perder o a ganar. Tiene acceso al
computador cósmico - el campo de la potencialidad pura, del conocimiento puro y
del infinito poder organizador - y toma todo en cuenta. En algunas ocasiones,
quizás no parezca razonable, pero la verdad es que su capacidad de computación
es mucho más exacta y mucho más precisa que la de cualquier cosa que se
encuentre dentro de los límites del pensamiento racional.
Podemos utilizar la ley del karma
para crear dinero y abundancia, y hacer que todas las cosas buenas fluyan
hacia nosotros cuando lo deseemos. Pero primero debemos tomar conciencia de que
el futuro es el producto de las decisiones que tomamos en cada momento de
nuestra vida. Si hacemos esto con regularidad, estaremos utilizando plenamente
la ley del karma. Cuanto más traigamos nuestras decisiones al plano de la
conciencia, más podremos escoger aquellas opciones que sean correctas
espontáneamente - tanto para nosotros como para quienes nos rodean.
¿Qué pasa con el karma del pasado
y cómo influye en nosotros ahora? Con respecto al karma pasado, se pueden hacer
tres cosas: La primera es pagar las deudas kármicas. La mayoría de la gente
escoge hacer esto - inconscientemente, claro está. Ésta también puede ser
nuestra opción. Algunas veces, el pago de esas deudas implica mucho
sufrimiento, pero la ley del karma dice que en el universo jamás queda una
deuda pendiente. El sistema contable de este universo es perfecto, y todo es un
intercambio constante, de un lado a otro, de energía.
La segunda posibilidad es
transformar o convertir el karma en una experiencia más deseable. Éste es un
proceso muy interesante, en el cual uno se pregunta, mientras paga la deuda
kármica: "¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Por qué me está
sucediendo esto y cuál es el mensaje que el universo trata de comunicarme?
¿Cómo puedo hacer que esta experiencia sea útil para mis congéneres los seres
humanos?"
Haciendo esto, buscamos el
principio de la oportunidad, para luego unirlo con nuestro dharma, o sea el
propósito de nuestra vida, del cual hablaremos en la séptima ley espiritual del
éxito. Esto nos permite convertir el karma en una nueva experiencia.
Si, por ejemplo, nos fracturamos
una pierna practicando un deporte, podríamos preguntarnos: "¿Qué puedo
aprender de esta experiencia? ¿Cuál es el mensaje que el universo trata de
comunicarme?" Quizás el mensaje sea que necesitamos tomar las cosas con
calma y tener más cuidado o prestar más atención a nuestro cuerpo la próxima
vez. Y si nuestro dharma es enseñar a otros lo que sabemos, entonces al
preguntarnos: "¿Cómo puedo hacer que esta experiencia sea útil para mis
congéneres los seres humanos?", podríamos optar por compartir lo que
aprendimos escribiendo un libro sobre la manera de practicar deportes sin riesgo;
o podríamos diseñar un zapato especial o un protector para las piernas que
evitara ese tipo de lesión.
De este modo, a la vez que
pagamos nuestra deuda kármica, habremos convertido la adversidad en un
beneficio que puede traernos riqueza y realización. En eso consiste la
transformación del karma en una experiencia positiva. En realidad, no nos hemos
librado de nuestro karma, pero podemos aprovechar un episodio kármico para
crear un karma nuevo y positivo a partir de él.
La tercera manera de enfrentar el
karma es trascendiéndolo. Trascender el karma es independizarse de él. La
manera de trascender el karma es entrar constantemente en el espacio de la
conciencia pura para sentir el yo, el espíritu. Es como lavar un trapo sucio en
una corriente de agua; cada vez que se lava, desaparecen algunas manchas, y si
se lava una y otra vez, cada vez queda más limpio. Limpiamos o trascendemos el
karma entrando y saliendo del espacio de la conciencia pura. Esto, claro está,
se hace mediante la práctica de la meditación.
Todos los actos son episodios
kármicos; beber una taza de café es un episodio kármico. Esa acción genera
recuerdo, y el recuerdo tiene la capacidad o la potencia de generar deseo, y
el deseo genera nuevamente una acción. El sistema operacional del alma consta
de karma, recuerdo y deseo. El alma es un haz de conciencia en el cual residen
las semillas del karma, el recuerdo y el deseo. Cuando tomamos conciencia de
esto, nos convertimos en generadores de realidad conscientes. Tomando
conciencia de las elecciones que hacemos, comenzamos a generar acciones que encierran
un proceso de evolución tanto para nosotros como para todos los que nos
rodean. Y eso es todo lo que necesitamos hacer.
Mientras el karma sea evolutivo -
tanto para el yo como para todos los afectados por el yo - los frutos del karma
serán la felicidad y el éxito.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL "KARMA" O DE CAUSA Y EFECTO
Pondré a funcionar la ley del
karma comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy observaré las decisiones
que tome en cada momento. Y con el simple hecho de observar esas decisiones,
las traeré a mi conciencia. Sabré que la mejor manera de prepararme para
cualquier momento en el futuro es estar totalmente consciente en el presente.
2) Siempre que haga una elección
me formularé dos preguntas: "¿Cuáles son las consecuencias de esta
decisión?" y "¿Traerá esta decisión felicidad y realización tanto
para mí como para aquellos a quienes afectará?"
3) Después le pediré orientación
a mi corazón, y me dejaré guiar por su mensaje de bienestar o de malestar. Si
me siento a gusto con la decisión, seguiré adelante sin temor. Si la decisión
me produce malestar, me detendré a mirar las consecuencias de mi acción con mi
visión interior. Esta orientación me permitirá tomar espontáneamente
decisiones correctas tanto para mí como para todos los que me rodean.
Espere un nada porque ya la continuación de
Chopra esta casi con Usted.
* La palabra inglesa
affluence - traducida aquí como "afluencia" - significa, además de
abundancia, riqueza y prosperidad; de ahí la digresión etimológica del
siguiente párrafo. (N. del Ed. )