CÓMO APLICAR LA
LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA
Pondré a funcionar
la ley de la. Potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Me pondré en
contacto con el campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días
a estar en silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar
en silencio por lo menos dos veces al día, aproximadamente durante treinta
minutos por la mañana y treinta por la noche.
2) Destinaré
tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso
de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a
observar una puesta del sol, o a escuchar el ruido del océano o de un río, o
sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio,
y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la
vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
3) Practicaré el
hábito de no juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada
de lo que suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL DAR
Pondré a funcionar
la ley del dar comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Llevaré un
regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre.
Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a
todas las personas con quienes me encuentre, para iniciar así el proceso de
poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en
la de los demás.
2) Hoy recibiré
con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la
naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de
primavera o las
primeras nevadas
del invierno. También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo
material, dinero, un elogio o una oración.
3) Me comprometeré
a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más
preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que me
encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL "KARMA" O DE CAUSA Y EFECTO
Pondré a funcionar
la ley del karma comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy observaré
las decisiones que tome en cada momento. Y con el simple hecho de observar esas
decisiones, las traeré a mi conciencia. Sabré que la mejor manera de prepararme
para cualquier momento en el futuro es estar totalmente consciente en el
presente.
2) Siempre que
haga una elección me formularé dos preguntas: "¿Cuáles son las consecuencias
de esta decisión?" y "¿Traerá esta decisión felicidad y realización
tanto para mí como para aquellos a quienes afectará?"
3) Después le
pediré orientación a mi corazón, y me dejaré guiar por su mensaje de bienestar
o de malestar. Si me siento a gusto con la decisión, seguiré adelante sin
temor. Si la decisión me produce malestar, me detendré a mirar las
consecuencias de mi acción con mi visión interior. Esta orientación me permitirá
tomar espontáneamente decisiones correctas tanto para mí como para todos los
que me rodean.
LAS 7 LEYES ESPIRITUALES DEL ÉXITO
Obra maestra de Chopra. CONTINUACIÓN
LA LEY DEL MENOR ESFUERZO
La inteligencia de
la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con armonía y
con amor.
Y cuando
aprovechamos las fuerzas de la armonía, la alegría y el amor, creamos éxito y
buena fortuna con gran facilidad.
Un ser integral conoce sin viajar, ve sin mirar, y realiza sin hacer.
Lao-TSE
La cuarta ley
espiritual del éxito es la ley del menor esfuerzo. Esta ley se basa en el hecho
de que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y
despreocupación. Ése es el principio de la menor acción, de la no resistencia.
Por consiguiente, es el principio de la armonía y el amor. Cuando aprendemos
esta lección que nos enseña la naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros
deseos.
Si observamos la
naturaleza, veremos que ella utiliza un esfuerzo mínimo para funcionar. La hierba
no tiene que hacer ningún esfuerzo para crecer; sencillamente, crece. Los
peces no se esfuerzan para nadar; sencillamente, nadan. Las flores no hacen
ningún esfuerzo para abrirse; sencillamente, se abren. Las aves no se esfuerzan
para volar; sencillamente, vuelan. Ésa es su naturaleza intrínseca. La Tierra no se esfuerza para
girar sobre su eje; es su naturaleza girar a velocidad vertiginosa en el
espacio. Es la naturaleza de un bebé estar siempre en estado de dicha. Es la
naturaleza del sol brillar. Es la naturaleza de las estrellas titilar y destellar.
Y es la naturaleza humana hacer que los sueños se conviertan en realidad, con
facilidad y sin esfuerzo.
En la ciencia
védica, la filosofía milenaria de la
India, este principio se conoce como economía de esfuerzo, o
"hacer menos para lograr más". Al final, llegamos al estado en que
sin hacer nada lo realizamos todo. Esto significa que una ligera idea puede
convertirse en realidad sin esfuerzo alguno. Lo que conocemos normalmente como
"milagros" son en realidad manifestaciones de la ley del menor
esfuerzo.
La inteligencia de
la naturaleza funciona sin esfuerzo, sin resistencia, espontáneamente. No es
lineal; es intuitiva, holística y estimulante. Y cuando estamos en armonía con
la naturaleza, cuando estamos seguros del conocimiento de nuestro verdadero yo,
podemos utilizar la ley del menor esfuerzo.
Es mínimo el
esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del amor, porque es la energía
del amor la que aglutina la naturaleza. Cuando tratamos de conseguir el poder
para controlar a los demás, gastamos energía. Cuando buscamos el dinero o el
poder para satisfacer al ego, gastamos energía persiguiendo la ilusión de la
felicidad, en lugar de disfrutar la felicidad del momento. Cuando anhelamos
el dinero para beneficio personal únicamente, cortamos el flujo de energía
hacia nosotros e impedimos la expresión de la inteligencia de la naturaleza.
Pero cuando nuestras actuaciones nacen del amor, no hay desperdicio de
energía. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y se acumula
- y el exceso de energía que recogemos y disfrutamos puede canalizarse para
crear cualquier cosa que deseemos, incluida la riqueza sin límites.
Podemos considerar
el cuerpo como un aparato para controlar la energía: puede generar, almacenar
y gastar energía. Si sabemos cómo generar, almacenar y gastar la energía de
una manera eficiente, podemos crear cualquier cantidad de riqueza. Fijar
nuestra atención en el ego consume la mayor parte de la energía. Cuando nuestro
punto interno de referencia es el ego, cuando buscamos poder y control sobre
los demás, o la aprobación del resto del mundo, desperdiciamos nuestra
energía.
Sin embargo,
cuando liberamos esa energía podemos recanalizarla para crear cualquier cosa
que deseemos. Cuando nuestro punto interno de referencia es nuestro espíritu,
cuando nos volvemos inmunes a la crítica y perdemos el temor a los desafíos,
podemos aprovechar el poder del amor y utilizar creativamente la energía para
vivir la abundancia y la evolución.
En El arte de
soñar, don Juan le dice a Carlos Castañeda: "Gastamos la mayor parte de
nuestra energía sosteniendo nuestra importancia... Si pudiéramos perder parte
de esa importancia, nos sucederían dos cosas extraordinarias. Una, liberaríamos
la energía que se mantiene atada alimentando la idea ilusoria de nuestra
grandeza; y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para ... vislumbrar la
grandeza real del universo".
La ley del menor
esfuerzo tiene tres componentes - tres cosas que podemos hacer para poner en
funcionamiento este principio de "hacer menos para lograr más". El
primer componente es la aceptación. Aceptar significa sencillamente contraer
un compromiso: "Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las
circunstancias y los hechos tal como se presenten". Eso significa que
sabremos que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como
debe ser. Este momento - el que estamos viviendo ahora mismo - es la
culminación de todos los momentos que hemos vivido en el pasado. Este momento
es como es porque todo el universo es como es.
Cuando luchamos
contra este momento, en realidad luchamos contra todo el universo. En lugar de
eso, podemos tomar la decisión de no luchar hoy contra todo el universo, no
luchando contra este momento. Eso significa que nuestra aceptación de este
momento es total y completa. Aceptamos las cosas como son, no como quisiéramos
que fueran, en este momento. Es importante comprender esto: podemos desear que
las cosas sean diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas
como son.
Cuando nos
sintamos frustrados o estemos molestos a causa de una persona o una situación,
recordemos que nuestra reacción no es contra la persona o la situación, -sino
contra nuestros sentimientos acerca de esa persona o esa situación. Ésos son
nuestros sentimientos, y nadie tiene la culpa de ellos. Cuando reconozcamos y
comprendamos esto plenamente, estaremos listos para asumir la responsabilidad
de lo que sentimos y para cambiarlo. Y si podemos aceptar las cosas como son,
estaremos listos para asumir la responsabilidad de nuestra situación y de
todos los sucesos que percibimos como problemas.
Esto nos lleva al
segundo componente de la ley del menor esfuerzo: la responsabilidad. ¿Qué
significa responsabilidad? Significa no culpar a nadie o a nada - ni siquiera
a nosotros mismos - de nuestra situación. Una vez aceptado un suceso, un
problema o una circunstancia, responsabilidad significa la capacidad de tener
una respuesta creativa a la situación tal como es en este momento. En todos
los problemas hay un principio de oportunidad, y esta conciencia nos permite
aprovechar el momento y transformarlo en una situación o una cosa mejor.
Cuando hacemos
esto, toda situación supuestamente enojosa se convertirá en una oportunidad
para crear algo nuevo y bello; y todo supuesto torturador o tirano se
convertirá en maestro. La realidad es una interpretación. Y si optamos por
interpretar la realidad de esta manera, tendremos muchos maestros a nuestro
alrededor, y muchas oportunidades para evolucionar.
Siempre que
enfrentemos a un tirano, torturador, maestro, amigo o enemigo (todos son la
misma cosa), recordemos: "Este momento es como debe ser".
Cualesquiera que sean las relaciones que tengamos en este momento de nuestra
vida, son precisamente las que necesitamos en este momento. Hay un significado
oculto detrás de todos los acontecimientos, y ese significado oculto está
trabajando a favor de nuestra evolución.
El tercer
componente de la ley del menor esfuerzo es asumir una actitud no defensiva, lo
que significa que nuestra conciencia abandona su actitud defensiva y nosotros
renunciamos a la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro
punto de vista es el correcto. Si observamos a las personas que nos rodean,
veremos que ellas pasan el noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo
sus puntos de vista. Si sencillamente renunciamos a la necesidad de defender
nuestro punto de vista, a través de esa renuncia lograremos acceso a una
cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos.
Cuando estamos a
la defensiva, cuando culpamos a los demás y no aceptamos ni nos rendimos ante
el momento, nuestra vida se llena de resistencia. Cada vez que encontremos
resistencia, reconozcamos que forzar la situación sólo aumentará la
resistencia. No es bueno alzarse rígido como un gran roble que se agrieta y
sucumbe a la tempestad; al contrario, debemos tratar de ser flexibles como la
caña que se dobla en la tormenta y sobrevive.
Desistamos
completamente de defender nuestro punto de vista. Cuando no hay un punto que
defender, no puede haber discusión. Si hacemos esto constantemente - si dejamos
de luchar y de resistirnos - viviremos plenamente el presente, el cual es un
regalo. Alguien me dijo una vez que "el pasado es historia, el futuro es
un misterio, y este momento es un regalo. Por esa razón este momento se
denomina «el presente»".
Si abrazamos el
presente y nos volvemos uno con él, si nos fusionamos con él, sentiremos un
fuego, un brillo, una chispa de energía palpitando en cada ser consciente. A
medida que experimentemos este júbilo del espíritu en cada ser vivo, cuando
entremos en intimidad con él, la dicha nacerá en nuestro interior y podremos
deshacernos de las terribles cargas y molestias de la actitud defensiva, el
resentimiento y el rencor. Sólo entonces nos sentiremos despreocupados,
festivos, alegres y libres.
En medio de esta
libertad alegre y sencilla, sabremos sin duda en nuestro corazón que lo que
deseemos estará disponible para nosotros cuando lo deseemos, porque nuestro
deseo vendrá del nivel de la felicidad, y no del nivel de la ansiedad o el
temor. No necesitamos justificarnos; simplemente declaremos nuestro propósito
ante nosotros mismos, y experimentaremos realización, deleite, alegría,
libertad y autonomía en todos los momentos de nuestra vida.
Comprometámonos a
seguir el camino de la no resistencia. Ése es el camino a través del cual la
inteligencia de la naturaleza se desarrolla espontáneamente, sin resistencia
ni esfuerzo. Cuando alcancemos esa deliciosa combinación de aceptación,
responsabilidad e indefensión, sentiremos la facilidad con que fluye la vida.
Si permanecemos
abiertos a todos los puntos de vista - no aferrados rígidamente a uno -,
nuestros sueños y nuestros deseos fluirán con los deseos de la naturaleza.
Entonces podremos liberar nuestros deseos sin apego, y después sólo esperar
el momento propicio para que florezcan convertidos en realidad. Podemos estar
seguros de que cuando el momento sea el indicado, nuestros deseos se cumplirán.
Ésa es la ley del menor esfuerzo.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL MENOR ESFUERZO
Pondré a funcionar
la ley del menor esfuerzo comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Practicaré la
aceptación. Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y
los sucesos tal como se presenten. Sabré que este momento es como debe ser,
porque todo el universo es como debe ser. No lucharé contra todo el universo
poniéndome en contra del momento presente. Mi aceptación es total y completa.
Acepto las cosas como son en este momento, no como me gustaría que fueran.
2) Habiendo
aceptado las cosas como son, aceptaré la responsabilidad de mi situación y de
todos los sucesos que percibo como problemas. Sé que asumir la responsabilidad
significa no culpar a nada ni a nadie de mi situación (y eso me incluye a
mí). También sé que todo problema es una oportunidad disfrazada, y que esta
actitud de alerta ante todas las oportunidades me permite transformar este
momento en un beneficio mayor.
3) Hoy mi conciencia
mantendrá una actitud no defensiva. Renunciaré a la necesidad de defender mi
punto de vista. No sentiré la necesidad de convencer o persuadir a los demás
de que acepten mi punto de vista. Permaneceré abierto a todas las opiniones
sin aferrarme rígidamente a ninguna de ellas.
5
LA LEY DE LA
INTENCIÓN Y EL DESEO
Inmanente en toda
intención y en todo deseo está el mecanismo para su realización... la intención
y el deseo en el campo de la potencialidad pura tienen un infinito poder
organizador.
Y cuando
introducimos una intención en el suelo fértil de la potencialidad pura, ponemos
a trabajar para nosotros ese infinito poder organizador.
En el principio era
el deseo, primera semilla de la mente; los sabios, habiendo meditado en su
corazón, descubrieron por su sabiduría la conexión entre lo existente y lo
inexistente.
-
Himno de la Creación,
Rig Veda
La quinta ley
espiritual del éxito es la ley de la intención y el deseo. Esta ley se basa en
el hecho de que la energía y la información existen en todas partes en la
naturaleza. En efecto, a nivel del campo cuántico solamente hay energía e información.
Campo cuántico es sólo otra manera de denominar el campo de la conciencia pura
o de la potencialidad pura. Y en este campo cuántico influyen la intención y el
deseo. Examinemos este proceso en detalle.
Cuando una flor,
un arco iris, un árbol, una hoja de hierba, un cuerpo humano se descomponen en
sus partes esenciales, vemos que éstas son energía e información. Todo el
universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la energía y la
información. La única diferencia entre nosotros y un árboles el contenido de
información y de energía de nuestros respectivos cuerpos.
En el plano
material, tanto nosotros como el árbol estamos hechos de los mismos elementos
reciclados: principalmente carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros
elementos en cantidades minúsculas. Estos elementos se podrían comprar en un
laboratorio. Por tanto, la diferencia entre nosotros y el árbol no reside en
el carbono, o en el hidrógeno o en el oxígeno. De hecho, nosotros y el árbol
intercambiamos constantemente nuestro carbono y nuestro oxígeno. La verdadera
diferencia entre los dos está en la energía y en la información.
En el orden
general de la naturaleza, nosotros, los seres humanos, pertenecemos a una
especie privilegiada. Tenemos un sistema nervioso capaz de tomar conciencia del
contenido de energía e información de ese campo particular que da origen a
nuestro cuerpo físico. Experimentamos ese campo subjetivamente en forma de
pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, recuerdos, instintos, impulsos
y creencias. Este mismo campo es percibido objetivamente como el cuerpo físico
- y por medio del cuerpo, percibimos ese campo como el mundo. Pero todo está
hecho de lo mismo. Por eso los antiguos videntes exclamaban: "Yo soy eso,
usted es eso, todo esto es eso, y eso es todo lo que existe".
Nuestro cuerpo no
es independiente del cuerpo del universo, porque al nivel de la mecánica
cuántica no existen fronteras bien definidas. Somos como una onda, una ola,
una fluctuación, una circunvolución, un remolino, una perturbación localizada
en un campo cuántico más grande. Ese campo cuántico más grande - el universo
- es nuestro cuerpo ampliado.
El sistema
nervioso humano no solamente es capaz de tomar conciencia de la información y
de la energía de su propio campo cuántico, sino que, como la conciencia humana
es infinitamente flexible a través de ese maravilloso sistema nervioso,
podemos cambiar conscientemente el contenido de información que da origen a
nuestro cuerpo físico. Podemos cambiar conscientemente el contenido de energía
y de información de nuestro propio cuerpo de mecánica cuántica y, por tanto,
influir en el contenido de energía y de información de nuestro cuerpo ampliado
- nuestro entorno, el mundo - y hacer que sucedan cosas en él.
Este cambio
consciente se logra a través de las dos cualidades inherentes a la conciencia:
la atención y la intención. La atención da energía, y la intención transforma.
Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra
vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se
desintegrará y desaparecerá. Por otro lado, la intención estimula la
transformación de la energía y de la información. La intención organiza su
propia realización.
El acto de dirigir
la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de
sucesos espacio-temporales orientados a producir el resultado buscado, siempre
y cuando que uno cumpla las otras leyes espirituales del éxito. Esto se debe a
que la intención, dirigida sobre el campo fértil de la atención, tiene un
infinito poder organizador. Infinito poder organizador significa poder para
organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo.
Vemos la expresión de este infinito poder organizador en cada hoja de hierba,
en cada flor de manzano, en cada célula de nuestro cuerpo. Lo vemos en todo lo
que vive.
En el orden
general de la naturaleza, todo se conecta y se correlaciona con todo lo demás.
Cuando la marmota sale de su madriguera subterránea, sabemos que se avecina la
primavera. Las aves comienzan a migrar en cierta dirección en determinada época
del año. La naturaleza es una sinfonía. Y esa sinfonía es orquestada en
silencio desde el fundamento último de la creación.
El cuerpo humano
es otro buen ejemplo de esta sinfonía. Una sola célula del cuerpo humano
realiza cerca de seis billones de funciones por segundo, y debe saber lo que
todas las demás células están haciendo al mismo tiempo. El cuerpo humano puede
tocar un instrumento musical, matar gérmenes, hacer un bebé, recitar poesías y
observar el movimiento de las estrellas, todo al mismo tiempo, porque el campo
de la correlación infinita es parte de su campo de información.
Lo que es
asombroso acerca del sistema nervioso de la especie humana es que puede gobernar
ese infinito poder organizador a través de la intención consciente. En la
especie humana, la intención no está fija o encerrada en una red rígida de
energía e información. Tiene una flexibilidad infinita. En otras palabras,
mientras no infrinjamos las otras leyes de la naturaleza, a través de nuestra
intención podemos, literalmente, dirigir las leyes de la naturaleza para
convertir en realidad nuestros sueños y nuestros deseos.
Podemos poner a
trabajar para nosotros al computador cósmico, con su infinito poder organizador.
Podemos ir hasta ese fundamento último de la creación e introducir una
intención, y con sólo hacerlo, activar el campo de la correlación infinita.
La intención
sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad
pura, que busca pasar de lo inmanifiesto a lo manifiesto. La única advertencia
es que utilicemos nuestra intención para beneficio de la humanidad; pero eso
es algo que sucede espontáneamente cuando uno está alineado con las siete leyes
espirituales del éxito.
La intención es el
verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es
deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de
los casos es atención con apego. La intención es desear respetando
estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley espiritual
del éxito: la ley del desapego.
La intención,
combinada con el desapego, lleva a una conciencia del momento presente centrada
en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo conciencia del momento
presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la
atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la
intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente.
Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el
futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención
desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente.
El pasado, el
presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado es recuerdo,
memoria; el futuro es expectación; el presente es conciencia. Por consiguiente,
el tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro
nacen en la imaginación; solamente el presente, que es conciencia, es real y
es eterno. Lo es. Es la potencialidad para el mundo del espacio y el tiempo,
la materia y la energía. Es un
campo eterno de
posibilidades que se experimenta a sí mismo en forma de fuerzas abstractas,
trátese de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo o la gravedad.
Estas fuerzas no están ni en el pasado ni en el futuro; sencillamente son.
Nuestra interpretación
de estas fuerzas abstractas hace posible que tengamos la experiencia de los
fenómenos concretos. Las interpretaciones que recordamos de las fuerzas
abstractas crean la experiencia del pasado, mientras que las que anticipamos
crean el futuro. Ellas son las cualidades de la atención en la conciencia.
Cuando estas cualidades se liberan de la carga del pasado, la acción en el
presente se convierte en suelo fértil para la creación del futuro.
La intención,
apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como catalizador para
la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear
cualquier cosa que deseemos.
Si tenemos
conciencia del momento presente centrada en la vida, entonces los obstáculos
imaginarios - los cuales constituyen más del noventa por ciento de los
obstáculos percibidos - se desintegran y desaparecen. El restante cinco a diez
por ciento de los obstáculos percibidos se pueden convertir en oportunidades
por medio de la intención focalizada.
La intención
focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener una intención
focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos,
con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier
obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención. Se eliminan
de la conciencia todos los obstáculos, de manera total y completa. Así podemos
mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión
intensa el compromiso con nuestro objetivo. Éste es, simultáneamente, el poder
de la conciencia sin apego y la intención focalizada.
Aprendamos a
aprovechar el poder de la intención, y podremos crear cualquier cosa que deseemos.
Todavía será posible obtener resultados a través del esfuerzo y la constancia,
pero a un precio; ese precio puede ir desde la tensión emocional hasta una
enfermedad cardíaca o un trastorno de la función del sistema inmunológico. Es
mucho mejor dar los siguientes cinco pasos para poner en práctica la ley de la
intención y el deseo. Cuando sigamos estos cinco pasos para cumplir nuestros
deseos, la intención generará su propio poder.
1) Entremos en el
espacio de la conciencia pura. Eso significa ubicarnos en medio de ese espacio
silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el silencio - ese nivel
de sólo ser que es nuestro estado esencial.
2) Una vez
establecidos en ese estado de sólo ser, liberemos nuestras intenciones y nuestros
deseos. Cuando uno está realmente en ese espacio, no hay pensamiento, no hay intención;
pero en cuanto sale de él - en esa unión entre el espacio silencioso y un
pensamiento - es posible introducir la intención. Si tenemos una serie de
metas, escribámoslas y concentremos nuestra intención en ellas antes de entrar
en el espacio silencioso. Si deseamos una carrera de éxito, por ejemplo,
debemos entrar en el espacio silencioso con esa intención, y así la intención
ya estará allí como una tenue llama vacilante en nuestra conciencia. Liberar
las intenciones y los deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo
fértil de la potencialidad pura y esperar a que florezcan en el momento propicio.
No es conveniente desenterrar las semillas de los deseos para ver si están
creciendo, o aferrarse rígidamente a la manera como deberán desarrollarse. Lo
único que hay que hacer es dejarlas libres.
3) Permanezcamos
en el estado de auto-referencia. Esto significa permanecer establecidos en la
conciencia de nuestro verdadero yo - nuestro espíritu, nuestra conexión con el
campo de la
potencialidad pura. También significa no vernos a nosotros mismos a través de
los ojos del mundo, o dejarnos influir por las opiniones y las críticas de los
demás. Una buena manera de mantener el estado de autoreferencia es no divulgar
nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a menos que la otra persona tenga
exactamente los mismos deseos que nosotros y entre los dos exista una unión
fuerte.
4) Renunciemos a
nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido interés
por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre.
Significa disfrutar cada momento de la jornada de la vida, aunque
desconozcamos el desenlace.
5) Dejemos que el
universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y nuestros deseos,
una vez liberados en el espacio silencioso, tienen un infinito poder
organizador.
Confiemos en que
ese infinito poder organizador de la intención orquestará todos los detalles
por nosotros.
Recordemos que
nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la conciencia de
este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos suavemente nuestros
deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.
CÓMO APLICAR LA
LEY DE LA
INTENCIÓN Y EL DESEO
Pondré a funcionar
la ley de la intención y el deseo comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Haré una lista
de todos mis deseos, y la llevaré a donde quiera que vaya. Miraré la lista
antes de entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por
la noche. La miraré al despertar por la mañana.
2) Liberaré esta
lista de mis deseos y la entregaré al seno de la creación, confiando en que
cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón, y en que
el plan cósmico tiene para mí unos designios mucho más importantes que los que
yo he concebido.
3) Recordaré
practicar la conciencia del momento presente en todos mis actos. No permitiré
que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el
momento presente. Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a
través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.
6
LA LEY DEL DESAPEGO
La sabiduría de la
incertidumbre reside en el desapego... en la sabiduría de la incertidumbre
reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del
condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo
de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos
a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.
Como dos aves
doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el yo, íntimos amigos, viven en el
mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y amargos del árbol de la
vida., mientras que el segundo observa con indiferencia.
-
Upanishad Mundaka
-
La sexta ley
espiritual del éxito es la ley del desapego. Esta ley dice que para adquirir
cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a
ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo.
No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el
resultado.
Es grande el poder
que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado,
combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos
lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del
desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del
verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y
la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.
La fuente de la
abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es
la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un
símbolo: vehículos, casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son
transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el
mapa en lugar del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por
hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los
símbolos del yo.
El apego es
producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos.
El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la
libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener
alegría y felicidad. Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente
y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisioneros del desamparo, la desesperanza,
las necesidades mundanas, los intereses triviales, la desesperación silenciosa
y la gravedad - características distintivas de una existencia mediocre y una
conciencia de la pobreza.
La verdadera
conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada
vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo. Para afianzarnos en esta
experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. En
la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que
deseemos.
La gente busca
constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa búsqueda es
en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de
inseguridad. Uno podría decir: "Me sentiré seguro cuando tenga X cantidad
de dinero porque entonces tendré independencia económica y podré jubilarme. Y
entonces haré todo lo que he querido hacer siempre". Pero eso es algo que
nunca sucede - que nunca llega.
Quienes buscan la
seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad
es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero. El
apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga
en el banco. De hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las
más inseguras.
La búsqueda de la
seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución
de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de
la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es
en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el
pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento
anterior. Allí no hay evolución -absolutamente ninguna evolución. Y cuando no
hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la
decadencia.
La incertidumbre,
por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La
incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra
existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre
fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones.
Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición
de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro
torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.
Renunciemos a
nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en
el campo de todas las posibilidades. La sabiduría de la incertidumbre jugará
un importante papel en nuestro deseo de entrar en lo desconocido. Esto
significa que en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura,
misterio; que experimentaremos la alegría de vivir: la magia, la celebración,
el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.
Cada día podemos
buscar la emoción de lo que puede ocurrir en el campo de todas las posibilidades.
Si nos sentimos inseguros, estamos en el camino correcto - no nos demos por
vencidos. En realidad no necesitamos tener una idea rígida y completa de lo que
haremos la semana próxima o el año próximo, porque si tenemos una idea clara de
lo que ha de suceder y nos aferramos rígidamente a ella, dejaremos por fuera
un enorme abanico de posibilidades.
Una de las
características del campo de todas las posibilidades es la correlación
infinita. Este campo puede orquestar una infinidad de sucesos
espacio-temporales con el fin de producir el resultado esperado. Pero cuando
hay apego, la intención queda atrapada en una forma de pensar rígida y se
pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad inherentes al campo de
todas las posibilidades. Cuando nos apegamos a algo, congelamos nuestro deseo,
lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo encerramos dentro
de un rígido marco que obstaculiza el proceso total de la creación.
La ley del
desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo - la fijación de
metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección,
siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un
número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente,
podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal
superior o algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos probable que
forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos
mantengamos atentos a las oportunidades.
La ley del
desapego acelera el proceso total de la evolución. Cuando entendemos esta ley,
no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas. Cuando
forzamos las soluciones, solamente creamos nuevos problemas. Pero si fijamos
nuestra atención en la incertidumbre y la observamos mientras esperamos
ansiosamente a que la solución surja de entre el caos y la confusión, entonces
surgirá algo fabuloso y emocionante.
Cuando este estado
de vigilancia - nuestra preparación en el presente, en el campo de la incertidumbre
- se suma a nuestra meta y a nuestra intención, nos permite aprovechar la
oportunidad. ¿Qué es la oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema
de la vida. Cada problema que se nos presenta en la vida es la semilla de una
oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción,
nos abriremos a toda una gama de posibilidades - lo cual mantendrá vivos el
misterio, el asombro, la emoción y la aventura.
Podremos ver cada
problema de la vida como la oportunidad de algún gran beneficio. Habiéndonos
afianzado en la sabiduría de la incertidumbre, podremos permanecer alerta a
las oportunidades. Y, cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la
oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente.
Lo que resulta de
esto es lo que denominamos comúnmente "buena suerte". La buena suerte
no es otra cosa que la unión del estado de preparación con la oportunidad.
Cuando los dos se mezclan con una vigilancia atenta del caos, surge una
solución que trae beneficio y evolución para nosotros y para todos los que nos
rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la ley del
desapego.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL DESAPEGO
Pondré a funcionar
la ley del desapego comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy me
comprometeré con el desapego. Me permitiré y les permitiré a los que me rodean
la libertad de ser como somos. No impondré tercamente mi opinión de cómo deben
ser las cosas. No forzaré las soluciones de los problemas, y, por tanto, no
crearé con eso otros nuevos. Participaré en todo con absoluto desprendimiento.
2) Hoy convertiré
a la incertidumbre en un elemento esencial de mi experiencia. Y gracias a esa
disponibilidad para aceptar la incertidumbre, las soluciones surgirán
espontánea
mente de los
problemas, de la confusión, del desorden y del caos. Cuanto más inciertas
parezcan las cosas, más seguro me sentiré porque la incertidumbre es el camino
hacia la libertad. Por medio de la sabiduría de la incertidumbre, encontraré mi
seguridad.
3) Penetraré en el
campo de todas las posibilidades y esperaré la emoción que tiene lugar cuando
me mantengo abierto a una infinidad de alternativas. Cuando entre en el campo
de todas las posibilidades, experimentaré todo el regocijo, la aventura, la
magia y el misterio de la vida.
7
LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA
Todo el mundo
tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a
los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás,
experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la
meta última de todas las metas.
Cuando trabajas,
eres como una flauta a través de cuyo corazón el susurro de las horas se
convierte en música... ¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer una tela con hilos
sacados de tu corazón, como si tu amado fuese a vestirse con esa tela...
-
KHALIL GIBRAN, El profeta
La séptima ley
espiritual del éxito es la ley del dharma. "Dharma" es un vocablo
sánscrito que significa "propósito en la vida". Esta ley dice que nos
hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito. El campo de la
potencialidad pura es la divinidad en su esencia, y la divinidad adopta la
forma humana para cumplir un propósito.
De acuerdo con
esta ley, cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de
expresarlo. Hay una cosa que cada individuo puede hacer mejor que cualquier
otro en todo el mundo - y por cada talento único y por cada expresión única de
dicho talento, también existen unas necesidades únicas. Cuando estas
necesidades se unen con la expresión creativa de nuestro talento, se produce
la chispa que crea la abundancia. El expresar nuestros talentos para satisfacer
necesidades, crea riqueza y abundancia sin límites.
Si pudiéramos
enseñarles a los niños desde el principio esta manera de pensar, veríamos el
efecto que esto tendría en su vida. En realidad, yo lo hice con mis hijos. Les
dije una y otra vez que había una razón para que ellos estuvieran aquí, y que
ellos debían descubrir esa razón por sí mismos. Eso fue algo que oyeron desde
los cuatro años. También les enseñé a meditar cuando tenían aproximadamente esa
edad, y les dije: "No quiero que se preocupen, nunca, por ganarse la
vida. Si cuando sean mayores no pueden ganarse la vida, yo les daré lo
necesario, de manera que no se preocupen por eso. No quiero que se concentren
en ser los mejores de la escuela, en obtener las mejores notas o en ir a la
mejor universidad. En lo que realmente quiero que se concentren es en preguntarse
a sí mismos cómo pueden servir a la humanidad y cuáles son sus talentos
únicos. Porque cada uno de ustedes tiene un talento único que nadie más tiene,
y una manera especial de expresarlo, que tampoco tiene nadie más". Mis
hijos acabaron estudiando en las mejores escuelas, obteniendo las mejores
notas e incluso en la universidad son los únicos que son económicamente
autosuficientes, porque ellos tienen su atención puesta en el propósito por el
cual están aquí. Ésta, entonces, es la ley del dharma.
La ley del dharma
tiene tres componentes. El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para
descubrir su verdadero yo, para descubrir por su cuenta que el verdadero yo es
espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una
forma física para manifestarse. No somos seres humanos que tienen experiencias
espirituales ocasionales, sino todo lo contrario: somos seres espirituales que
tienen experiencias humanas ocasionales.
Cada uno de
nosotros está aquí para descubrir su yo superior o su yo espiritual. Esa es la
primera forma de cumplir la ley del dharma. Debemos descubrir por nuestra
cuenta que dentro de nosotros hay un dios en embrión que desea nacer para que
podamos expresar nuestra divinidad.
El segundo
componente de la ley del dharma es la expresión de nuestro talento único. La
ley del dharma dice que todo ser humano tiene un talento único. Cada uno de
nosotros tiene un talento tan único en su expresión que no existe otro ser
sobre el planeta que tenga ese talento o que lo exprese de esa manera. Eso
quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que
es mejor que la de cualquier otra persona, en este planeta. Cuando estamos desarrollando
esa actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único
- o más de uno, en muchos casos - nos introduce en un estado de conciencia
atemporal.
El tercer
componente de la ley del dharma es el servicio a la humanidad - servir a los
demás seres humanos y preguntarse: "¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo
ayudar a todas las personas con quienes tengo contacto?" Cuando combinamos
la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad,
usamos plenamente la ley del dharma. Y cuando unimos esto al conocimiento de
nuestra propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible
que no tengamos acceso a la abundancia ilimitada, porque ésa es la verdadera
manera de lograr la abundancia.
Y no se trata de
una abundancia transitoria; ésta es permanente en virtud de nuestro talento
único, de nuestra manera de expresarlo y de nuestro servicio y dedicación a
los demás seres humanos, que descubrimos preguntando: "¿Cómo puedo
ayudar?", en lugar de: "¿Qué gano yo con eso?"
La pregunta
"¿Qué gano yo con eso?" es el diálogo interno del ego. La pregunta
"¿Cómo puedo ayudar?" es el diálogo interno del espíritu. El espíritu
es ese campo de la conciencia en donde experimentamos nuestra universalidad.
Con sólo cambiar el diálogo interno y no preguntar "¿Qué gano yo con
eso?" sino "¿Cómo puedo ayudar?", automáticamente vamos más allá
del ego para entrar en el campo del espíritu. Y aunque la meditación es la
manera más fácil de entrar en el campo del espíritu, el simple hecho de cambiar
nuestro diálogo interno de esta manera también nos brinda acceso al espíritu,
ese campo de la conciencia donde experimentamos nuestra universalidad.
Si deseamos
utilizar al máximo la ley del dharma, es necesario que nos comprometamos a
hacer varias cosas:
Primer compromiso:
Por medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual
está más allá de nuestro ego.
Segundo
compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos
disfrutaremos de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando
entramos en la conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un estado de
dicha absoluta.
Tercer compromiso:
Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad.
Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica.
Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de
nuestros congéneres los seres humanos; combinaremos esas necesidades con
nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.
Hagamos una lista
de nuestras respuestas a estas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que
preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el
dinero del mundo? Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que
hacemos ahora, es porque estamos en dharma, porque sentimos pasión por lo que
hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos. La segunda
pregunta es: "¿Cuál es la mejor manera en que puedo servir a la
humanidad?" Respondamos esa pregunta y pongamos la respuesta en práctica.
Descubramos
nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad
con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando
nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la
riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino
del espíritu al mundo de la forma. Comenzaremos a experimentar la vida como
una expresión milagrosa de la divinidad - no ocasionalmente, sino a toda hora.
Y conoceremos la alegría verdadera y el significado real del éxito - el
éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu.
CÓMO APLICAR LA
LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA
Pondré a funcionar
la ley del dharma comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy cultivaré
con amor al dios en embrión que reside en el fondo de mi alma. Prestaré
atención al espíritu interior que anima tanto a mi cuerpo como a mi mente.
Despertaré a esa quietud profunda del interior de mi corazón. Mantendré la
conciencia del ser atemporal y eterno, en medio de la experiencia limitada por
el tiempo.
2) Haré una lista
de mis talentos únicos. Después haré una lista de las cosas que me encanta
hacer cuando estoy expresando mis talentos únicos. Cuando expreso mis talentos
únicos y los utilizo en servicio de la humanidad, pierdo la noción del tiempo
y produzco abundancia tanto en mi vida como en la vida de los demás.
3) Todos los días
me preguntaré: "¿Cómo puedo servir?" y "¿Cómo puedo
ayudar?" Las respuestas a estas preguntas me permitirán ayudar y servir
con amor a los demás seres humanos.
RESUMEN Y CONCLUSIÓN
Quisiera conocer los
pensamientos de Dios... lo demás son detalles.
-
ALBERT EINSTEIN
La mente universal
es la coreógrafa de todo lo que sucede en miles de millones de galaxias y hace
su trabajo con una precisión exquisita y con una inteligencia inquebrantable.
Su inteligencia es máxima y suprema e impregna cada fibra de la existencia:
desde la más pequeña hasta la más grande, desde el átomo hasta el cosmos. Todo
lo que vive es expresión de esta inteligencia. Y esta inteligencia actúa a
través de las siete leyes espirituales.
Si miramos cualquiera
de las células del cuerpo humano, a través de su funcionamiento veremos la
expresión de estas leyes. Cada célula, sea del estómago, del corazón o del
cerebro, se origina en la ley de la potencialidad pura. El ADN es el ejemplo
perfecto de la potencialidad pura; en realidad, es la expresión material de
ella. El mismo ADN que hay en todas las células del cuerpo, se expresa de
diferentes maneras para cumplir los requisitos particulares de cada una.
Cada célula opera
además a través de la ley del dar. Una célula vive y permanece sana cuando está
en estado de equilibrio. Este estado es de realización y armonía, pero se
mantiene a través de un constante dar y recibir. Cada célula da y apoya a las
demás, y a cambio recibe alimento de ellas. La célula permanece en estado de
flujo dinámico, el cual jamás se interrumpe. En realidad, el flujo es la
esencia misma de la vida de la célula. Y solamente manteniendo este flujo de
dar puede la célula recibir y, por tanto, continuar con su existencia
vibrante.
Las células
ejecutan con suma perfección la ley del karma, porque incorporada en su
inteligencia está la respuesta más apropiada, precisa y oportuna para cada
situación que se presenta.
Las células
también ejecutan con suma perfección la ley del menor esfuerzo: cumplen su trabajo
con tranquila eficiencia, en un estado de sosegada vigilancia.
Por medio de la
ley de la intención y el deseo, cada intención de cada célula utiliza el
infinito poder organizador de la inteligencia de la naturaleza. Hasta una intención
simple como la de metabolizar una molécula de azúcar desencadena inmediatamente
una sinfonía de sucesos en el cuerpo para secretar las cantidades exactas de
hormonas en el momento preciso, a fin de convertir la molécula de azúcar en
pura energía creativa.
Desde luego, cada
célula expresa la ley del desapego. No se aferra al resultado de sus intenciones.
No duda ni tropieza porque su comportamiento es función de una conciencia
centrada en la vida y en el momento presente.
Cada célula
también expresa la ley del dharma.
Debe descubrir su
propia fuente, el yo superior; debe servir a sus congéneres y expresar su
talento único. Las células del corazón, del estómago, del sistema inmune, todas
se originan en el yo superior, el campo de la potencialidad pura. Y como están
directamente enlazadas con ese computador cósmico, pueden expresar sus
talentos únicos con toda facilidad y conciencia atemporal. Sólo expresando sus
talentos únicos pueden mantener tanto su propia integridad como la de todo el
cuerpo. El diálogo interno de cada una de las células del cuerpo humano es:
"¿Cómo puedo ayudar?" Las células del corazón desean ayudar a las
células del sistema inmune, y éstas desean ayudar a las del estómago y a las
de los pulmones, y las células del cerebro se dedican a escuchar y ayudar a
todas las demás. Cada una de las células del cuerpo humano tiene solamente una
función: ayudar a todas las demás.
Observando el
comportamiento de las células de nuestro cuerpo, podemos ver la expresión más
extraordinaria y eficiente de las siete leyes espirituales. Ésa es la
genialidad de la inteligencia de la naturaleza. Son los pensamientos de Dios;
lo demás son sólo detalles.
Las siete leyes
espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el
dominio de nosotros mismos. Si prestamos atención a estas leyes y ponemos en
práctica los ejercicios propuestos en este libro, veremos que podremos hacer
realidad cualquier cosa que deseemos - toda la abundancia, todo el dinero y
todo el éxito que deseemos. También veremos que nuestra vida se volverá más
alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes
espirituales de la vida, aquéllas que hacen que vivir valga la pena.
Existe una
secuencia natural para aplicar estas leyes en la vida diaria, la cual puede
ayudarnos a recordarlas. La ley de la potencialidad pura se experimenta por
medio del silencio, de la meditación, del hábito de no juzgar, de la comunión
con la naturaleza, pero es activada por la ley del dar. El principio consiste
en aprender a dar lo que se busca. Así es como uno activa la ley de la potencialidad
pura. Si buscamos abundancia, demos abundancia; si buscamos dinero, demos
dinero; si buscamos amor, aprecio y afecto, aprendamos a dar amor, aprecio y
afecto.
Por medio de
nuestros actos en la ley del dar, activamos la ley del karma. Si creamos un
buen karma, éste nos facilitará todo en la vida. Notaremos que no necesitamos
mayor esfuerzo para satisfacer nuestros deseos, lo cual nos lleva automáticamente
a comprender la ley del menor esfuerzo. Cuando todo ocurra con facilidad y sin
esfuerzo, y todos nuestros deseos se cumplan sin cesar, espontáneamente
comenzaremos a comprender la ley de la intención y el deseo. Cuando nuestros
deseos se cumplan sin esfuerzo, nos será fácil practicar la ley del desapego.
Por último, cuando
comencemos a comprender todas estas leyes, comenzaremos a concentrarnos en
nuestro verdadero propósito en la vida, lo cual lleva a la ley del dharma. A
través del uso de esta ley, expresando nuestros talentos únicos y satisfaciendo
las necesidades de los otros seres humanos, empezaremos a crear lo que
deseemos, cuando lo deseemos. Nos volveremos despreocupados y alegres, y
nuestra vida se convertirá en la expresión de un amor sin límites.
Somos los viajeros
de una travesía cósmica -polvo de estrellas danzando y girando en las
corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero las
expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias. Siddharta
Gautama, el Buda, fundador del budismo, dijo una vez:
Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes
del otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como
mirar los movimientos de una danza. Una vida es como un relámpago en el cielo,
que se desliza veloz como un torrente por la pendiente de una montaña.
Nos hemos detenido momentáneamente para
encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Este es un
momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad.
Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para
todos. Y entonces este momento habrá valido la pena.
AGRADECIMIENTOS
Deseo expresarles
mi amor y mi gratitud a las siguientes personas:
Janet Mills por
cultivar con amor este libro desde su concepción hasta su terminación.
Rita Chopra,
Mallika Chopra y Gautama Chopra por ser las expresiones vivientes de las siete
leyes espirituales.
Ray Chambers,
Gayle Rose, Adrianna Nienow, David Simon, George Harrison, Olivia Harrison y
Naomi Judd por su valentía y su compromiso con una visión imponente,
inspiradora, noble, elevada y transformadora.
Roger Gabriel,
Brent Becvar, Rose BuenoMurphy y todo mi personal del Centro Sharp para la Medicina de la Mente y el Cuerpo, por
inspirar con su ejemplo a todos nuestros huéspedes y pacientes.
Deepak Singh,
Geeta Singh, y todo mi personal de Quantum Publications, por su vitalidad y su
dedicación incesantes.
Muriel Nellis, por
su firme intención de mantener el más elevado nivel de integridad en todas
nuestras empresas.
Richard Perl por
ser un ejemplo maravilloso de la auto-referencia.
Linda Ford, por su
fe inconmovible en el autoconocimiento, su compromiso y su contagioso
entusiasmo por transformar la vida de muchas personas.
Y Bill Elkus, por
su comprensión y su amistad.
GLOBAL NETWORK FOR SPIRITUAL SUCCESS
Post Office Box 1001
Del Mar, Califomia
92014
Estimado amigo/a:
En Las siete leyes
espirituales del éxito he descrito las virtudes y los principios que me han
ayudado a mí, y a muchas otras personas, a alcanzar la satisfacción espiritual
y el éxito material. Esta carta es una invitación para que usted se una - conmigo
y potencialmente con millones de personas a lo largo del mundo - a la Asociación Mundial
para el Éxito Espiritual, Global Network for Spiritual Success, que se basará
en la práctica diaria de estos poderosos principios rectores.
La participación
en la Asociación
está abierta a todas las personas que decidan practicar las siete leyes
espirituales. He descubierto que resulta particularmente enriquecedor el hábito
de concentrarse en una ley cada día de la semana, comenzando el domingo con
la ley de la potencialidad pura, y terminando el sábado con la ley del dharma.
Concentrar su atención en una ley espiritual transformará completamente su
vida, como ha transformado la mía, y si todos nos concentramos en la misma ley
cada día, pronto podremos formar un enorme grupo de gente que haya alcanzado
el éxito y que pueda transformar la vida en este planeta.
Algunos grupos de
amigos, en diferentes partes del mundo, han comenzado ya a concentrarse en una
ley cada día. Yo he hecho lo mismo con mis colaboradores y amigos, y le sugiero
que también usted comience con un grupo de estudio - integrado por miembros de
su familia, o amigos o compañeros de trabajo - que se reúna una vez por semana
para discutir las experiencias de cada uno con las leyes espirituales. Si esas
experiencias son extraordinarias, como lo serán en algunas ocasiones, lo
invito a que me escriba contándomelas.
Para unirse al
Global Network for Spiritual Success todo lo que usted necesita hacer es enviarme
su nombre, su dirección y, si quiere, su número telefónico y/o su dirección de
correo electrónico, a la dirección mencionada al comienzo, y yo le enviaré una
tarjeta - que usted podrá conservar en su billetera - con las siete leyes impresas,
y lo mantendré informado sobre las actividades de la Asociación.
El establecimiento
de esta Asociación representa la realización de uno de mis sueños más
queridos. Uniéndose al Global Network y practicando las siete leyes
espirituales, yo sé que usted logrará el éxito espiritual y la satisfacción de
sus deseos. Me es imposible desearle una bendición mayor.
Con amor y mis
mejores deseos,
DEEPAK
CHOPRA
SOBRE EL AUTOR
Deepak Chopra es
un líder de talla mundial en el campo de la medicina de la mente y el cuerpo y
del potencial humano. Ha escrito once libros, varios de los cuales han sido
éxitos de librería, entre ellos, Ageless Body, Timeless Mind; Quantum Healing;
y Creating Af fluence. También ha producido un sinnúmero de programas de audio
y vídeo para promover la salud y el bienestar. Sus libros se han traducido a
más de veinticinco idiomas, y ha dado conferencias en América del Norte,
América del Sur, la India,
Europa, el Japón y Australia. Actualmente es director ejecutivo del Instituto
de Medicina de la Mente
y el Cuerpo y del Potencial Humano, en Sharp HealthCare, San Diego, California.
Si lo que ha leído le puede resultar a Usted,
a alguien de los suyos o a otras personas de utilidad, entonces yo también he
ganado algo y he dado algo de lo que he recibido. Por cierto es mucho y debo
participar en la vida mucho más para ver si consigo equilibrar la balanza.
Muchas Gracias por leer aquí en Vida Infinita.
Omarito.