domingo, 6 de noviembre de 2011

Aldea Global


Desde siempre el mundo fue global.
Allá a lo lejos de los tiempos los seres humanos, recogían frutos de la floresta, hacían fuego, cazaban, defendían o luchaban por mejores áreas más ricas o de mayor bienestar según las condiciones del hábitat en que se encontraban y practicaban sus ritos aquí allá y acullá.
No importa que se estuviera mas al norte o al sur, mas al levante o poniente, las cosas marchaban en muchos sitios como calcadas en la esencia, respetando variaciones formales, aunque en vida no se vieran jamás sus protagonistas. Para que decir que la Buena Vida de Personajes famosos, cortesanos y prominentes también era global. Hay quien en el Norte de Europa no sentía frío en invierno.
Hay quien mucho mas al Sur usaba a otros para mantenerse fresco y ventilado.
El humo de una hoguera tenía y daba informaciones de todo tipo como después fue el telégrafo o la Internet de hoy.
La velocidad eso si era mucho más lenta, las recuperaciones de las travesuras de la naturaleza demoraban mucho más y se acudía en total grado a la medicina verde y experiencias de variado tipo. Pero en esencia el estilo era el mismo. Quien no trabajaba pasaba enormes tiempos dedicándose simplemente a nada, mientras que otros largaban el cuero al sol.
La característica del humano no cambiaba mucho, por tanto había eruditos en los distintos medios y organizaciones de poder. Estas determinaban y bien cual era el perfil del grupo.
El ambiente donde vivían, su localización geográfica, la intensidad de sus estaciones y la crudeza de las mismas hizo, obligo a tener normas que en determinados parajes eran muy estrictas como en los países del Norte y en otras totalmente relajadas como en las zonas tropicales donde lo único que era necesario para sobrevivir era acudir a la flora y la fauna que existían por todas partes.
También como hoy, se requería una fuerza de espíritu y una vocación un poco aventurera y persistente para granjearse lo que se necesitaba para vivir en términos individuales o de grupo. Así los más débiles en ese aspecto sufrían hambre, miseria, vejámenes tal y cual hoy y más enfermedades, relacionadas fundamentalmente con parasitosis, infecciones,  mal nutrición y desequilibrios nerviosos que el organismo se encargaba de darles el ropaje más inesperado. También los que sabiendo lo que debían hacer o por ignorancia que en esas Eras era mandamás no cumplían con los aprovisionamientos ni las reglas que la madre naturaleza imponía para darles otro ticket de tiempo en la Tierra desaparecían de su faz tempranamente como hoy también sucede.
Como en los tiempos actuales la gente se agrupaba y este hecho los hizo poder enfrentar mejor los acontecimientos.
Los que se percataron como Cabezas Pensantes de aquello le dedicaron el tiempo necesario para convertirlas en fuerzas de Elite. Salían a áreas elegidas, luchaban, conquistaban y los vencidos eran muertos o esclavizados y obligados a hacer todas las tareas rudas que ellos no deseaban realizar.
Así comenzaron las apropiaciones de Territorios y La Superioridad de los Grupos y después las Etnias. Y que según investigaciones actuales surgieron todas de un solo tronco.
La lógica dejo entonces de ser aquella que les preocupaba exclusivamente por los cambios del tiempo, por los resultados de la cosecha y por la posibilidad de tener una amplia descendencia. También incluía la fortaleza de los vecinos y su estado de carácter, de hambre, riqueza o de ambición del día, la semana o el periodo del que se tratara. Tal y cual hoy.
A lo largo de la Historia de La Humanidad se recogen en todos los periodos  hazañas de grandes personalidades cabezas de grupos que se centran fundamental y repetidamente en la conquista. El Cesar ya mas cercano es uno de los que surgen en la Mente cuando del Continente Europeo se trata. También Alejandro el Grande, En África surge la mítica imagen de Chaka quien definió cuales de sus súbditos hacia la guerra y cual trabajaba para aquellos, generaba temor a todo y todos y hasta las Aves huían cuando se acercaba relata un comentario.
America visitada inicialmente por los Vikingos que ganaron indiscutiblemente una maestría en la navegación propia del hecho de que vivían la mayor parte del tiempo en el Mar y después por Cristóbal Colon que con La Pinta, La Niña y La Santa María trajo mucho de lo anterior a tierras donde se vivía en una especie de Paraíso que según algunos era menguado en ocasiones por los Sacrificios de Ofrenda a los Dioses.

Quiere esto decir que cuando ya hay poderosos y alguien saboreando la maravilla, a los pobres se les acaba pronto la felicidad.
Cada conquista e inclusive cada lucha vinieron a enriquecer lo que se generaba en común con la diferencia de lo que se chocaba y gradualmente a emparejar conocimientos, armamentos, información y relaciones, consabida sus dosis de sangre, muerte, dolor y luto para los caídos y familias y grupos mayores. En America del Norte surgió algo parecido con las guerras de conquista de los diferentes territorios a los indios. Que diferenciaba de las luchas entre las diferentes tribus, que los que llegaban venían mejor preparados con mayor desarrollo armamentístico y logístico lo que influyó conjuntamente con su persistencia en las áreas conquistadas pero no fue fácil y son múltiples los testimonios de diferentes fuentes de la información que relatan sobre ello.
Estas relaciones trabadas a base de luchas generaron globalización Con el choque se emparejan las diferencias, sean estas como sean lo que surge al final obligatoriamente es un hibrido que reúne características de sus generadores mediante la unión o el combate. Pero a este hibrido se le inyecta por la voluntad consciente e inconsciente  de sus creadores determinadas características entre ellas la de continuar siendo independientes, libres o expandir su dominio a otras áreas. En ello toman parte de forma definitoria siempre presentes los vástagos (biológicos, culturales, seguidores, aprendices) de los que formaron parte de la fusión inicial.
Así en America para poner un ejemplo conocido se dieron Guerras de Independencia por todas partes donde había participación de descendientes de ex-colonizadores y colonizados unidos Proa a un objetivo superior.
Aquello era Global. Europa sufría, transmitía, su fuego de armas en batalla, su cultura y mejores valores y se defendía porque el concepto es que aquello era suyo y de nadie mas. Una parte importante del pensamiento del que se liberaba no iba muy lejos del Europeo, salvo que quería su independencia, se había equilibrado y globalizado el conocimiento sobre un punto. “Esto es Nuestro, no es Vuestro”. Algo parecido fue lo que ocurrió con África, esto se desarrollo un poco mas tarde.
Por tanto el mundo ha estado llevando a cabo determinadas acciones muy similares según el desarrollo de sus capacidades de conocimiento y técnicas y cuando estas surgen la mente de los que han comandado los grupos han tenido generalmente similares propósitos donde la conquista y después la liberación siempre han estado presentes de forma global.
Decir que dentro de la mente de un Comandante no existe una lujuria por el triunfo es incierto. Más aun cuando esto sucede a personas con dones de Jerarquía desarrollada en periodos jóvenes de la Vida cuando no hay frenos para nada y los peros se castigan y de que forma. Esto es mucho más visible en los que se independizan y no en los conquistadores.
En estos últimos la situación es diferente. Los pasos que se dan son calculados por grupos o personas de conocimientos tácticos, estratégicos, económicos y en diferentes ramas de la vida mundial o regional según sea el caso. Por ejemplo a Colon le costo mucho trabajo conseguir todo para poder hacer su Expedición Descubrimiento de America y que era fundamentalmente económica buscando una vía mas cercana y barata hacia las Indias Orientales. Por el contrario Hatuey se monto en una Canoa y fue a la Isla Grande a informar, organizar a sus tribales porque el peligro se acercaba, a describirlo y a morir enfrentándolo.
Por descontado esta que lo que hizo Colon se pudiera realizar  también en estos tiempos. Es mas por necesidades de el Planeta  Tierra donde actualmente en el Siglo XXI, no se han conseguido resolver carencias extremas de amplias cifras de población en las que el hambre, la miseria, la necesidad son el pan nuestro de cada DIA y También por un crecimiento demográfico exagerado que conspira contra lo que se podría producir según necesidades.
Se  esta estudiando si hay un planeta accesible al que se pueda invadir para sembrar colonias para seguir teniendo donde y como vivir.
Pero volviendo a donde estábamos el análisis que se hace es que quien invade, penetra o se asocia que es mas educado así y moderno pero no actual. (Aunque quien en estos momentos lo hace viene corriendo y en silencio, aprovechando la falta de concentración de parte del universo, centrado sicológicamente en el mismo sistema de distribuciones viejas y sin ver lo que les viene encima). Calcula resultados de su acción y dividendos a obtener. Se retira cuando sus posiciones son garantizadas o equivoco el pronóstico previo por déficit o cuando a veces en armas (es lo que ocurrió en America y otros parajes del mundo) sus pobladores deciden hacer lo que sus padres conquistadores o defensores les enseñaron y recuperar lo suyo.
Hay defensores que inmersos en una vida previa rutinaria y aplastados por el oscurantismo y la corrupción, centrados en lo que da placer y vida no responsable hacen mucho mayor el periodo en el que se adueñan de los conocimientos y habilidades del que los ocupó y atrasan los periodos de independencia resignándose o conviviendo con la dominación durante un lapso mas prolongado que la mayoría.
Hoy decir que estamos en globalización no es noticia, para todo y por todo se habla de eso.
Que esta sucediendo.
La información llega por Fast-Net, quien trabaja reclama porque no es pagado como Dios y el consideran justo. Quien vende bananas exige su precio y los petroleros de aquello que se sacaba por centavos exigen más de 100 dólares. El desterrado, el desplazado reclaman su hogar. El mas pobre se niega a serlo, el discriminado protesta también y quien no tiene cobertura reclama en las calles que esta en su mundo y denuncia su desamparo.
Que sucede, que los tiempos han cambiado, que quien se acostumbro a tener más no se contenta con ceder lo que considera su patrimonio y que la repartición no es justa como no lo fue antes. Hay unos cambios marcados en las relaciones de muchas otrora colonias convertidos sus gobernantes en señores exigentes de la economía y los negocios para sus naciones. Esto desbanca las reservas de las antiguas metrópolis y ralentiza un comercio que se desarrollaba sobre bases de dominación y entrega por “lealtad” a otro donde se exigen cumplimiento de reglas y normas cada vez más equitativas.
El mundo hoy es mejor. Pero necesita equilibrio y justicia.
Pero la mentalidad del que dirige la macroeconomía mundial aun no cambio. En sus foros se exige la mejor vida de otros tiempos cuando mas se recibía. Otros países y naciones analizan sus estadísticas, comparan sus resultados con los mejores y tratan de igualarlos, venden artículos parecidos a menor precio.
Como se ve, La Economía, siempre la Economía, es lo que nos pone la Argolla al Narigón.
Asistimos así a un momento altamente interesante donde el ser humano tendrá que decidir si realmente las relaciones de Distribución y Producción, de Vida en el Mundo continúan como hasta ahora injustas o se llega a una Verdadera Globalización de Paz, Justicia, Amor y Colaboración Humanas como Dios manda en la Aldea cada vez mas pequeña que él con nosotros creo.
Omarito

LAS 7 LEYES ESPIRITUALES DEL ÉXITO Obra maestra de Chopra. CONTINUACIÓN


CÓMO APLICAR LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA


Pondré a funcionar la ley de la. Potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguien­te:

1) Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días a estar en silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces al día, aproxi­madamente durante treinta minutos por la mañana y treinta por la noche.

2) Destinaré tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo si­lencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a ob­servar una puesta del sol, o a escuchar el rui­do del océano o de un río, o sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio, y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.

3) Practicaré el hábito de no juzgar. Comenza­ré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL DAR


Pondré a funcionar la ley del dar comprome­tiéndome a hacer lo siguiente:

1) Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuen­tre, para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prospe­ridad en mi vida y en la de los demás.

2) Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de primavera o las
primeras nevadas del invierno. También es­taré abierto a recibir de los demás, sea un re­galo material, dinero, un elogio o una ora­ción.

3) Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, apre­cio y amor. Cada vez que me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, ale­gría y bienestar.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL "KARMA" O DE CAUSA Y EFECTO


Pondré a funcionar la ley del karma compro­metiéndome a hacer lo siguiente:

1) Hoy observaré las decisiones que tome en cada momento. Y con el simple hecho de observar esas decisiones, las traeré a mi conciencia. Sabré que la mejor manera de prepararme para cualquier momento en el futuro es estar totalmente consciente en el presente.

2) Siempre que haga una elección me formula­ré dos preguntas: "¿Cuáles son las consecuen­cias de esta decisión?" y "¿Traerá esta deci­sión felicidad y realización tanto para mí como para aquellos a quienes afectará?"

3) Después le pediré orientación a mi corazón, y me dejaré guiar por su mensaje de bienes­tar o de malestar. Si me siento a gusto con la decisión, seguiré adelante sin temor. Si la decisión me produce malestar, me detendré a mirar las consecuencias de mi acción con mi visión interior. Esta orientación me per­mitirá tomar espontáneamente decisiones correctas tanto para mí como para todos los que me rodean.


LAS 7 LEYES ESPIRITUALES DEL ÉXITO

Obra maestra de Chopra. CONTINUACIÓN


LA LEY DEL MENOR ESFUERZO


La inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con armonía y con amor.
Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, la alegría y el amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad.

Un ser integral conoce sin viajar, ve sin mirar, y realiza sin hacer.       
Lao-TSE                                                         

La cuarta ley espiritual del éxito es la ley del menor esfuerzo. Esta ley se basa en el hecho de que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación. Ése es el principio de la menor acción, de la no resisten­cia. Por consiguiente, es el principio de la armo­nía y el amor. Cuando aprendemos esta lección que nos enseña la naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros deseos.
Si observamos la naturaleza, veremos que ella utiliza un esfuerzo mínimo para funcionar. La hier­ba no tiene que hacer ningún esfuerzo para cre­cer; sencillamente, crece. Los peces no se esfuer­zan para nadar; sencillamente, nadan. Las flores no hacen ningún esfuerzo para abrirse; sencillamente, se abren. Las aves no se esfuerzan para volar; sencillamente, vuelan. Ésa es su naturaleza intrínseca. La Tierra no se esfuerza para girar so­bre su eje; es su naturaleza girar a velocidad verti­ginosa en el espacio. Es la naturaleza de un bebé estar siempre en estado de dicha. Es la naturaleza del sol brillar. Es la naturaleza de las estrellas titi­lar y destellar. Y es la naturaleza humana hacer que los sueños se conviertan en realidad, con fa­cilidad y sin esfuerzo.
En la ciencia védica, la filosofía milenaria de la India, este principio se conoce como econo­mía de esfuerzo, o "hacer menos para lograr más". Al final, llegamos al estado en que sin hacer nada lo realizamos todo. Esto significa que una ligera idea puede convertirse en realidad sin esfuerzo al­guno. Lo que conocemos normalmente como "mi­lagros" son en realidad manifestaciones de la ley del menor esfuerzo.
La inteligencia de la naturaleza funciona sin esfuerzo, sin resistencia, espontáneamente. No es lineal; es intuitiva, holística y estimulante. Y cuando estamos en armonía con la naturaleza, cuando estamos seguros del conocimiento de nuestro verdadero yo, podemos utilizar la ley del menor esfuerzo.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del amor, porque es la ener­gía del amor la que aglutina la naturaleza. Cuan­do tratamos de conseguir el poder para controlar a los demás, gastamos energía. Cuando buscamos el dinero o el poder para satisfacer al ego, gasta­mos energía persiguiendo la ilusión de la felici­dad, en lugar de disfrutar la felicidad del momen­to. Cuando anhelamos el dinero para beneficio personal únicamente, cortamos el flujo de ener­gía hacia nosotros e impedimos la expresión de la inteligencia de la naturaleza. Pero cuando nues­tras actuaciones nacen del amor, no hay desper­dicio de energía. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y se acumula - y el exceso de energía que recogemos y disfruta­mos puede canalizarse para crear cualquier cosa que deseemos, incluida la riqueza sin límites.
Podemos considerar el cuerpo como un apa­rato para controlar la energía: puede generar, al­macenar y gastar energía. Si sabemos cómo gene­rar, almacenar y gastar la energía de una manera eficiente, podemos crear cualquier cantidad de riqueza. Fijar nuestra atención en el ego consume la mayor parte de la energía. Cuando nuestro pun­to interno de referencia es el ego, cuando busca­mos poder y control sobre los demás, o la aproba­ción del resto del mundo, desperdiciamos nuestra energía.
Sin embargo, cuando liberamos esa energía podemos recanalizarla para crear cualquier cosa que deseemos. Cuando nuestro punto interno de referencia es nuestro espíritu, cuando nos volve­mos inmunes a la crítica y perdemos el temor a los desafíos, podemos aprovechar el poder del amor y utilizar creativamente la energía para vi­vir la abundancia y la evolución.
En El arte de soñar, don Juan le dice a Carlos Castañeda: "Gastamos la mayor parte de nuestra energía sosteniendo nuestra importancia... Si pu­diéramos perder parte de esa importancia, nos sucederían dos cosas extraordinarias. Una, libe­raríamos la energía que se mantiene atada alimen­tando la idea ilusoria de nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para ... vis­lumbrar la grandeza real del universo".

La ley del menor esfuerzo tiene tres componen­tes - tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer me­nos para lograr más". El primer componente es la aceptación. Aceptar significa sencillamente con­traer un compromiso: "Hoy aceptaré a las perso­nas, las situaciones, las circunstancias y los he­chos tal como se presenten". Eso significa que sabremos que este momento es como debe ser, por­que todo el universo es como debe ser. Este mo­mento - el que estamos viviendo ahora mismo - es la culminación de todos los momentos que hemos vivido en el pasado. Este momento es como es porque todo el universo es como es.
Cuando luchamos contra este momento, en realidad luchamos contra todo el universo. En lu­gar de eso, podemos tomar la decisión de no lu­char hoy contra todo el universo, no luchando contra este momento. Eso significa que nuestra aceptación de este momento es total y completa. Aceptamos las cosas como son, no como quisié­ramos que fueran, en este momento. Es impor­tante comprender esto: podemos desear que las cosas sean diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas como son.
Cuando nos sintamos frustrados o estemos molestos a causa de una persona o una situación, recordemos que nuestra reacción no es contra la persona o la situación, -sino contra nuestros sen­timientos acerca de esa persona o esa situación. Ésos son nuestros sentimientos, y nadie tiene la culpa de ellos. Cuando reconozcamos y compren­damos esto plenamente, estaremos listos para asu­mir la responsabilidad de lo que sentimos y para cambiarlo. Y si podemos aceptar las cosas como son, estaremos listos para asumir la responsabili­dad de nuestra situación y de todos los sucesos que percibimos como problemas.
Esto nos lleva al segundo componente de la ley del menor esfuerzo: la responsabilidad. ¿Qué significa responsabilidad? Significa no culpar a na­die o a nada - ni siquiera a nosotros mismos - de nuestra situación. Una vez aceptado un suce­so, un problema o una circunstancia, responsabi­lidad significa la capacidad de tener una respues­ta creativa a la situación tal como es en este momento. En todos los problemas hay un princi­pio de oportunidad, y esta conciencia nos per­mite aprovechar el momento y transformarlo en una situación o una cosa mejor.
Cuando hacemos esto, toda situación supues­tamente enojosa se convertirá en una oportuni­dad para crear algo nuevo y bello; y todo supues­to torturador o tirano se convertirá en maestro. La realidad es una interpretación. Y si optamos por interpretar la realidad de esta manera, ten­dremos muchos maestros a nuestro alrededor, y muchas oportunidades para evolucionar.
Siempre que enfrentemos a un tirano, tortu­rador, maestro, amigo o enemigo (todos son la mis­ma cosa), recordemos: "Este momento es como debe ser". Cualesquiera que sean las relaciones que tengamos en este momento de nuestra vida, son precisamente las que necesitamos en este mo­mento. Hay un significado oculto detrás de todos los acontecimientos, y ese significado oculto está trabajando a favor de nuestra evolución.
El tercer componente de la ley del menor es­fuerzo es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra conciencia abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la ne­cesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto. Si ob­servamos a las personas que nos rodean, veremos que ellas pasan el noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo sus puntos de vista. Si senci­llamente renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, a través de esa renuncia lograremos acceso a una cantidad enorme de ener­gía que anteriormente desperdiciábamos.
Cuando estamos a la defensiva, cuando cul­pamos a los demás y no aceptamos ni nos rendi­mos ante el momento, nuestra vida se llena de resistencia. Cada vez que encontremos resisten­cia, reconozcamos que forzar la situación sólo au­mentará la resistencia. No es bueno alzarse rígido como un gran roble que se agrieta y sucumbe a la tempestad; al contrario, debemos tratar de ser flexibles como la caña que se dobla en la tormen­ta y sobrevive.
Desistamos completamente de defender nues­tro punto de vista. Cuando no hay un punto que defender, no puede haber discusión. Si hacemos esto constantemente - si dejamos de luchar y de resistirnos - viviremos plenamente el presente, el cual es un regalo. Alguien me dijo una vez que "el pasado es historia, el futuro es un misterio, y este momento es un regalo. Por esa razón este mo­mento se denomina «el presente»".
Si abrazamos el presente y nos volvemos uno con él, si nos fusionamos con él, sentiremos un fuego, un brillo, una chispa de energía palpitando en cada ser consciente. A medida que experi­mentemos este júbilo del espíritu en cada ser vivo, cuando entremos en intimidad con él, la dicha nacerá en nuestro interior y podremos deshacer­nos de las terribles cargas y molestias de la acti­tud defensiva, el resentimiento y el rencor. Sólo entonces nos sentiremos despreocupados, festivos, alegres y libres.
En medio de esta libertad alegre y sencilla, sabremos sin duda en nuestro corazón que lo que deseemos estará disponible para nosotros cuando lo deseemos, porque nuestro deseo vendrá del ni­vel de la felicidad, y no del nivel de la ansiedad o el temor. No necesitamos justificarnos; simple­mente declaremos nuestro propósito ante noso­tros mismos, y experimentaremos realización, de­leite, alegría, libertad y autonomía en todos los momentos de nuestra vida.
Comprometámonos a seguir el camino de la no resistencia. Ése es el camino a través del cual la inteligencia de la naturaleza se desarrolla es­pontáneamente, sin resistencia ni esfuerzo. Cuan­do alcancemos esa deliciosa combinación de acep­tación, responsabilidad e indefensión, sentiremos la facilidad con que fluye la vida.
Si permanecemos abiertos a todos los puntos de vista - no aferrados rígidamente a uno -, nuestros sueños y nuestros deseos fluirán con los deseos de la naturaleza. Entonces podremos libe­rar nuestros deseos sin apego, y después sólo espe­rar el momento propicio para que florezcan con­vertidos en realidad. Podemos estar seguros de que cuando el momento sea el indicado, nuestros de­seos se cumplirán. Ésa es la ley del menor esfuerzo.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL MENOR ESFUERZO


Pondré a funcionar la ley del menor esfuerzo comprometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Practicaré la aceptación. Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los sucesos tal como se presenten. Sabré que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. No lucha­ré contra todo el universo poniéndome en contra del momento presente. Mi aceptación es total y completa. Acepto las cosas como son en este momento, no como me gustaría que fueran.

2) Habiendo aceptado las cosas como son, acep­taré la responsabilidad de mi situación y de todos los sucesos que percibo como proble­mas. Sé que asumir la responsabilidad signi­fica no culpar a nada ni a nadie de mi situa­ción (y eso me incluye a mí). También sé que todo problema es una oportunidad dis­frazada, y que esta actitud de alerta ante to­das las oportunidades me permite transfor­mar este momento en un beneficio mayor.
3) Hoy mi conciencia mantendrá una actitud no defensiva. Renunciaré a la necesidad de defender mi punto de vista. No sentiré la ne­cesidad de convencer o persuadir a los de­más de que acepten mi punto de vista. Per­maneceré abierto a todas las opiniones sin aferrarme rígidamente a ninguna de ellas.


5

LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO


Inmanente en toda intención y en todo deseo está el mecanismo para su realización... la intención y el deseo en el campo de la potencialidad pura tienen un infinito poder organizador.
Y cuando introducimos una intención en el suelo fértil de la potencialidad pura, ponemos a trabajar para nosotros ese infinito poder organizador.

En el principio era el deseo, primera semilla de la mente; los sabios, habiendo meditado en su corazón, descubrieron por su sabiduría la conexión entre lo existente y lo inexistente.
- Himno de la Creación, Rig Veda        

La quinta ley espiritual del éxito es la ley de la intención y el deseo. Esta ley se basa en el he­cho de que la energía y la información existen en todas partes en la naturaleza. En efecto, a nivel del campo cuántico solamente hay energía e in­formación. Campo cuántico es sólo otra manera de denominar el campo de la conciencia pura o de la potencialidad pura. Y en este campo cuántico influyen la intención y el deseo. Examinemos este proceso en detalle.
Cuando una flor, un arco iris, un árbol, una hoja de hierba, un cuerpo humano se descompo­nen en sus partes esenciales, vemos que éstas son energía e información. Todo el universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la ener­gía y la información. La única diferencia entre nosotros y un árboles el contenido de información y de energía de nuestros respectivos cuerpos.
En el plano material, tanto nosotros como el árbol estamos hechos de los mismos elementos reciclados: principalmente carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros elementos en canti­dades minúsculas. Estos elementos se podrían comprar en un laboratorio. Por tanto, la diferen­cia entre nosotros y el árbol no reside en el carbo­no, o en el hidrógeno o en el oxígeno. De hecho, nosotros y el árbol intercambiamos constante­mente nuestro carbono y nuestro oxígeno. La ver­dadera diferencia entre los dos está en la energía y en la información.
En el orden general de la naturaleza, nosotros, los seres humanos, pertenecemos a una especie privilegiada. Tenemos un sistema nervioso capaz de tomar conciencia del contenido de energía e información de ese campo particular que da ori­gen a nuestro cuerpo físico. Experimentamos ese campo subjetivamente en forma de pensamien­tos, sentimientos, emociones, deseos, recuerdos, instintos, impulsos y creencias. Este mismo cam­po es percibido objetivamente como el cuerpo fí­sico - y por medio del cuerpo, percibimos ese campo como el mundo. Pero todo está hecho de lo mismo. Por eso los antiguos videntes exclama­ban: "Yo soy eso, usted es eso, todo esto es eso, y eso es todo lo que existe".
Nuestro cuerpo no es independiente del cuer­po del universo, porque al nivel de la mecánica cuántica no existen fronteras bien definidas. So­mos como una onda, una ola, una fluctuación, una circunvolución, un remolino, una perturba­ción localizada en un campo cuántico más gran­de. Ese campo cuántico más grande - el univer­so - es nuestro cuerpo ampliado.
El sistema nervioso humano no solamente es capaz de tomar conciencia de la información y de la energía de su propio campo cuántico, sino que, como la conciencia humana es infinitamente flexible a través de ese maravilloso sistema ner­vioso, podemos cambiar conscientemente el con­tenido de información que da origen a nuestro cuerpo físico. Podemos cambiar conscientemen­te el contenido de energía y de información de nuestro propio cuerpo de mecánica cuántica y, por tanto, influir en el contenido de energía y de información de nuestro cuerpo ampliado - nues­tro entorno, el mundo - y hacer que sucedan cosas en él.
Este cambio consciente se logra a través de las dos cualidades inherentes a la conciencia: la atención y la intención. La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá. Por otro lado, la intención estimu­la la transformación de la energía y de la infor­mación. La intención organiza su propia realiza­ción.
El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de sucesos espacio-temporales orientados a producir el resultado buscado, siempre y cuando que uno cumpla las otras leyes espirituales del éxito. Esto se debe a que la intención, dirigida sobre el cam­po fértil de la atención, tiene un infinito poder organizador. Infinito poder organizador significa poder para organizar una infinidad de sucesos es­pacio-temporales, todos al mismo tiempo. Vemos la expresión de este infinito poder organizador en cada hoja de hierba, en cada flor de manzano, en cada célula de nuestro cuerpo. Lo vemos en todo lo que vive.
En el orden general de la naturaleza, todo se conecta y se correlaciona con todo lo demás. Cuando la marmota sale de su madriguera subte­rránea, sabemos que se avecina la primavera. Las aves comienzan a migrar en cierta dirección en determinada época del año. La naturaleza es una sinfonía. Y esa sinfonía es orquestada en silencio desde el fundamento último de la creación.
El cuerpo humano es otro buen ejemplo de esta sinfonía. Una sola célula del cuerpo humano realiza cerca de seis billones de funciones por se­gundo, y debe saber lo que todas las demás célu­las están haciendo al mismo tiempo. El cuerpo humano puede tocar un instrumento musical, matar gérmenes, hacer un bebé, recitar poesías y observar el movimiento de las estrellas, todo al mismo tiempo, porque el campo de la correlación infinita es parte de su campo de información.
Lo que es asombroso acerca del sistema ner­vioso de la especie humana es que puede gober­nar ese infinito poder organizador a través de la intención consciente. En la especie humana, la intención no está fija o encerrada en una red rígi­da de energía e información. Tiene una flexibili­dad infinita. En otras palabras, mientras no in­frinjamos las otras leyes de la naturaleza, a través de nuestra intención podemos, literalmente, di­rigir las leyes de la naturaleza para convertir en realidad nuestros sueños y nuestros deseos.
Podemos poner a trabajar para nosotros al computador cósmico, con su infinito poder orga­nizador. Podemos ir hasta ese fundamento último de la creación e introducir una intención, y con sólo hacerlo, activar el campo de la correlación infinita.
La intención sienta las bases para el flujo fá­cil, espontáneo y suave de la potencialidad pura, que busca pasar de lo inmanifiesto a lo manifies­to. La única advertencia es que utilicemos nues­tra intención para beneficio de la humanidad; pero eso es algo que sucede espontáneamente cuando uno está alineado con las siete leyes espi­rituales del éxito.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es aten­ción con apego. La intención es desear respetan­do estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley espiritual del éxito: la ley del desapego.
La intención, combinada con el desapego, lle­va a una conciencia del momento presente cen­trada en la vida. Y cuando la acción se realiza te­niendo conciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mien­tras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente.
El pasado, el presente y el futuro son propie­dades de la conciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es conciencia. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; solamen­te el presente, que es conciencia, es real y es eter­no. Lo es. Es la potencialidad para el mundo del espacio y el tiempo, la materia y la energía. Es un
campo eterno de posibilidades que se experimen­ta a sí mismo en forma de fuerzas abstractas, trá­tese de la luz, el calor, la electricidad, el magne­tismo o la gravedad. Estas fuerzas no están ni en el pasado ni en el futuro; sencillamente son.
Nuestra interpretación de estas fuerzas abstrac­tas hace posible que tengamos la experiencia de los fenómenos concretos. Las interpretaciones que recordamos de las fuerzas abstractas crean la ex­periencia del pasado, mientras que las que antici­pamos crean el futuro. Ellas son las cualidades de la atención en la conciencia. Cuando estas cua­lidades se liberan de la carga del pasado, la ac­ción en el presente se convierte en suelo fértil para la creación del futuro.
La intención, apoyada en esta libertad indife­rente del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos.
Si tenemos conciencia del momento presen­te centrada en la vida, entonces los obstáculos imaginarios - los cuales constituyen más del no­venta por ciento de los obstáculos percibidos - se desintegran y desaparecen. El restante cinco a diez por ciento de los obstáculos percibidos se pueden convertir en oportunidades por medio de la intención focalizada.
La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener una intención focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier obstáculo consuma o disipe la concen­tración de nuestra atención. Se eliminan de la conciencia todos los obstáculos, de manera total y completa. Así podemos mantener una sereni­dad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión intensa el compromiso con nuestro obje­tivo. Éste es, simultáneamente, el poder de la conciencia sin apego y la intención focalizada.
Aprendamos a aprovechar el poder de la in­tención, y podremos crear cualquier cosa que de­seemos. Todavía será posible obtener resultados a través del esfuerzo y la constancia, pero a un pre­cio; ese precio puede ir desde la tensión emocio­nal hasta una enfermedad cardíaca o un trastor­no de la función del sistema inmunológico. Es mucho mejor dar los siguientes cinco pasos para poner en práctica la ley de la intención y el deseo. Cuando sigamos estos cinco pasos para cumplir nuestros deseos, la intención generará su propio poder.

1) Entremos en el espacio de la conciencia pura. Eso significa ubicarnos en medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensa­mientos, entrar en el silencio - ese nivel de sólo ser que es nuestro estado esencial.

2) Una vez establecidos en ese estado de sólo ser, liberemos nuestras intenciones y nues­tros deseos. Cuando uno está realmente en ese espacio, no hay pensamiento, no hay in­tención; pero en cuanto sale de él - en esa unión entre el espacio silencioso y un pensamiento - es posible introducir la intención. Si tenemos una serie de metas, escribámos­las y concentremos nuestra intención en ellas antes de entrar en el espacio silencioso. Si deseamos una carrera de éxito, por ejemplo, debemos entrar en el espacio silencioso con esa intención, y así la intención ya estará allí como una tenue llama vacilante en nuestra conciencia. Liberar las intenciones y los deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo fértil de la potencialidad pura y es­perar a que florezcan en el momento propi­cio. No es conveniente desenterrar las semi­llas de los deseos para ver si están creciendo, o aferrarse rígidamente a la manera como de­berán desarrollarse. Lo único que hay que hacer es dejarlas libres.

3) Permanezcamos en el estado de auto-referen­cia. Esto significa permanecer establecidos en la conciencia de nuestro verdadero yo - nuestro espíritu, nuestra conexión con el
campo de la potencialidad pura. También sig­nifica no vernos a nosotros mismos a través de los ojos del mundo, o dejarnos influir por las opiniones y las críticas de los demás. Una buena manera de mantener el estado de auto­referencia es no divulgar nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a menos que la otra persona tenga exactamente los mismos de­seos que nosotros y entre los dos exista una unión fuerte.

4) Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido in­terés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre. Significa dis­frutar cada momento de la jornada de la vida, aunque desconozcamos el desenlace.

5) Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y nuestros de­seos, una vez liberados en el espacio silen­cioso, tienen un infinito poder organizador.
Confiemos en que ese infinito poder organi­zador de la intención orquestará todos los de­talles por nosotros.
Recordemos que nuestra verdadera naturale­za es el espíritu puro. Llevemos la conciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, libere­mos suavemente nuestros deseos, y el universo ma­nejará los detalles por nosotros.

CÓMO APLICAR LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO


Pondré a funcionar la ley de la intención y el deseo comprometiéndome a hacer lo siguien­te:

1) Haré una lista de todos mis deseos, y la lle­varé a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de entrar en mi silencio y mi medita­ción. La miraré antes de dormir por la no­che. La miraré al despertar por la mañana.

2) Liberaré esta lista de mis deseos y la entrega­ré al seno de la creación, confiando en que cuando parezca que las cosas no están salien­do bien, hay una razón, y en que el plan cós­mico tiene para mí unos designios mucho más importantes que los que yo he concebido.

3) Recordaré practicar la conciencia del mo­mento presente en todos mis actos. No per­mitiré que los obstáculos consuman o disi­pen la concentración de mi atención en el momento presente. Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.

6

LA LEY DEL DESAPEGO


La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego... en la sabiduría de la incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.
Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.

Como dos aves doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el yo, íntimos amigos, viven en el mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y amargos del árbol de la vida., mientras que el segundo observa con indiferencia.
-       Upanishad Mundaka                      
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La sexta ley espiritual del éxito es la ley del desapego. Esta ley dice que para adquirir cual­quier cosa en el universo físico, debemos renun­ciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro de­seo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resul­tado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.
La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada nece­sidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos, casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del te­rritorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, por­que cambiamos el yo por los símbolos del yo.
El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los sím­bolos. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendi­do, podemos tener alegría y felicidad. Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontánea­mente y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisio­neros del desamparo, la desesperanza, las nece­sidades mundanas, los intereses triviales, la desesperación silenciosa y la gravedad - carac­terísticas distintivas de una existencia mediocre y una conciencia de la pobreza.
La verdadera conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuer­zo. Para afianzarnos en esta experiencia es nece­sario afianzarnos en la sabiduría de la incertidum­bre. En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos.
La gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa bús­queda es en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad. Uno podría decir: "Me sentiré seguro cuando tenga X cantidad de dinero porque entonces tendré inde­pendencia económica y podré jubilarme. Y en­tonces haré todo lo que he querido hacer siempre". Pero eso es algo que nunca sucede - que nunca llega.
Quienes buscan la seguridad la persiguen du­rante toda la vida sin encontrarla jamás. La segu­ridad es evasiva y efímera porque no puede de­pender exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las más inseguras.
La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la so­lución de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidum­bre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución -absolutamente ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia.
La incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desco­nocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la in­certidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos con­vertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.
Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades. La sabidu­ría de la incertidumbre jugará un importante pa­pel en nuestro deseo de entrar en lo desconocido. Esto significa que en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio; que ex­perimentaremos la alegría de vivir: la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro pro­pio espíritu.
Cada día podemos buscar la emoción de lo que puede ocurrir en el campo de todas las posibilida­des. Si nos sentimos inseguros, estamos en el ca­mino correcto - no nos demos por vencidos. En realidad no necesitamos tener una idea rígida y completa de lo que haremos la semana próxima o el año próximo, porque si tenemos una idea clara de lo que ha de suceder y nos aferramos rígida­mente a ella, dejaremos por fuera un enorme aba­nico de posibilidades.
Una de las características del campo de todas las posibilidades es la correlación infinita. Este campo puede orquestar una infinidad de sucesos espacio-temporales con el fin de producir el re­sultado esperado. Pero cuando hay apego, la in­tención queda atrapada en una forma de pensar rígida y se pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad inherentes al campo de todas las posibilidades. Cuando nos apegamos a algo, con­gelamos nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza el proceso to­tal de la creación.
La ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo - la fijación de metas. Siem­pre tenemos la intención de avanzar en una de­terminada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incer­tidumbre está presente, podremos cambiar de di­rección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. Al mis­mo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunida­des.
La ley del desapego acelera el proceso total de la evolución. Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas. Cuando forzamos las soluciones, sola­mente creamos nuevos problemas. Pero si fijamos nuestra atención en la incertidumbre y la obser­vamos mientras esperamos ansiosamente a que la solución surja de entre el caos y la confusión, en­tonces surgirá algo fabuloso y emocionante.
Cuando este estado de vigilancia - nuestra preparación en el presente, en el campo de la in­certidumbre - se suma a nuestra meta y a nues­tra intención, nos permite aprovechar la oportu­nidad. ¿Qué es la oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema de la vida. Cada pro­blema que se nos presenta en la vida es la semilla de una oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción, nos abri­remos a toda una gama de posibilidades - lo cual mantendrá vivos el misterio, el asombro, la emo­ción y la aventura.
Podremos ver cada problema de la vida como la oportunidad de algún gran beneficio. Habién­donos afianzado en la sabiduría de la incertidum­bre, podremos permanecer alerta a las oportunida­des. Y, cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución apare­cerá espontáneamente.
Lo que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente "buena suerte". La buena suerte no es otra cosa que la unión del estado de prepara­ción con la oportunidad. Cuando los dos se mez­clan con una vigilancia atenta del caos, surge una solución que trae beneficio y evolución para no­sotros y para todos los que nos rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la ley del desapego.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL DESAPEGO


Pondré a funcionar la ley del desapego com­prometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Hoy me comprometeré con el desapego. Me permitiré y les permitiré a los que me rodean la libertad de ser como somos. No impondré tercamente mi opinión de cómo deben ser las cosas. No forzaré las soluciones de los pro­blemas, y, por tanto, no crearé con eso otros nuevos. Participaré en todo con absoluto desprendimiento.

2) Hoy convertiré a la incertidumbre en un ele­mento esencial de mi experiencia. Y gracias a esa disponibilidad para aceptar la incerti­dumbre, las soluciones surgirán espontánea­
mente de los problemas, de la confusión, del desorden y del caos. Cuanto más inciertas parezcan las cosas, más seguro me sentiré porque la incertidumbre es el camino hacia la libertad. Por medio de la sabiduría de la incertidumbre, encontraré mi seguridad.

3) Penetraré en el campo de todas las posibili­dades y esperaré la emoción que tiene lugar cuando me mantengo abierto a una infini­dad de alternativas. Cuando entre en el cam­po de todas las posibilidades, experimentaré todo el regocijo, la aventura, la magia y el misterio de la vida.


7

LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA


Todo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.

Cuando trabajas, eres como una flauta a través de cuyo corazón el susurro de las horas se convierte en música... ¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer una tela con hilos sacados de tu corazón, como si tu amado fuese a vestirse con esa tela...
- KHALIL GIBRAN, El profeta

La séptima ley espiritual del éxito es la ley del dharma. "Dharma" es un vocablo sánscrito que significa "propósito en la vida". Esta ley dice que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito. El campo de la potenciali­dad pura es la divinidad en su esencia, y la divini­dad adopta la forma humana para cumplir un pro­pósito.
De acuerdo con esta ley, cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. Hay una cosa que cada individuo pue­de hacer mejor que cualquier otro en todo el mundo - y por cada talento único y por cada expre­sión única de dicho talento, también existen unas necesidades únicas. Cuando estas necesidades se unen con la expresión creativa de nuestro talen­to, se produce la chispa que crea la abundancia. El expresar nuestros talentos para satisfacer ne­cesidades, crea riqueza y abundancia sin límites.
Si pudiéramos enseñarles a los niños desde el principio esta manera de pensar, veríamos el efec­to que esto tendría en su vida. En realidad, yo lo hice con mis hijos. Les dije una y otra vez que había una razón para que ellos estuvieran aquí, y que ellos debían descubrir esa razón por sí mis­mos. Eso fue algo que oyeron desde los cuatro años. También les enseñé a meditar cuando tenían aproximadamente esa edad, y les dije: "No quie­ro que se preocupen, nunca, por ganarse la vida. Si cuando sean mayores no pueden ganarse la vida, yo les daré lo necesario, de manera que no se pre­ocupen por eso. No quiero que se concentren en ser los mejores de la escuela, en obtener las mejo­res notas o en ir a la mejor universidad. En lo que realmente quiero que se concentren es en pre­guntarse a sí mismos cómo pueden servir a la hu­manidad y cuáles son sus talentos únicos. Porque cada uno de ustedes tiene un talento único que nadie más tiene, y una manera especial de expresarlo, que tampoco tiene nadie más". Mis hijos acabaron estudiando en las mejores escue­las, obteniendo las mejores notas e incluso en la universidad son los únicos que son económica­mente autosuficientes, porque ellos tienen su atención puesta en el propósito por el cual están aquí. Ésta, entonces, es la ley del dharma.

La ley del dharma tiene tres componentes. El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, para descubrir por su cuenta que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adop­tado una forma física para manifestarse. No so­mos seres humanos que tienen experiencias espi­rituales ocasionales, sino todo lo contrario: somos seres espirituales que tienen experiencias huma­nas ocasionales.
Cada uno de nosotros está aquí para descubrir su yo superior o su yo espiritual. Esa es la primera forma de cumplir la ley del dharma. Debemos des­cubrir por nuestra cuenta que dentro de nosotros hay un dios en embrión que desea nacer para que podamos expresar nuestra divinidad.
El segundo componente de la ley del dharma es la expresión de nuestro talento único. La ley del dharma dice que todo ser humano tiene un talento único. Cada uno de nosotros tiene un ta­lento tan único en su expresión que no existe otro ser sobre el planeta que tenga ese talento o que lo exprese de esa manera. Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona, en este planeta. Cuando estamos desa­rrollando esa actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único - o más de uno, en muchos casos - nos introduce en un estado de conciencia atemporal.
El tercer componente de la ley del dharma es el servicio a la humanidad - servir a los demás se­res humanos y preguntarse: "¿Cómo puedo ayu­dar? ¿Cómo puedo ayudar a todas las personas con quienes tengo contacto?" Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la ley del dharma. Y cuando unimos esto al conoci­miento de nuestra propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible que no tenga­mos acceso a la abundancia ilimitada, porque ésa es la verdadera manera de lograr la abundancia.
Y no se trata de una abundancia transitoria; ésta es permanente en virtud de nuestro talento único, de nuestra manera de expresarlo y de nues­tro servicio y dedicación a los demás seres huma­nos, que descubrimos preguntando: "¿Cómo pue­do ayudar?", en lugar de: "¿Qué gano yo con eso?"
La pregunta "¿Qué gano yo con eso?" es el diá­logo interno del ego. La pregunta "¿Cómo puedo ayudar?" es el diálogo interno del espíritu. El es­píritu es ese campo de la conciencia en donde experimentamos nuestra universalidad. Con sólo cambiar el diálogo interno y no preguntar "¿Qué gano yo con eso?" sino "¿Cómo puedo ayudar?", automáticamente vamos más allá del ego para en­trar en el campo del espíritu. Y aunque la medita­ción es la manera más fácil de entrar en el campo del espíritu, el simple hecho de cambiar nuestro diálogo interno de esta manera también nos brin­da acceso al espíritu, ese campo de la conciencia donde experimentamos nuestra universalidad.
Si deseamos utilizar al máximo la ley del dharma, es necesario que nos comprometamos a hacer varias cosas:
Primer compromiso: Por medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual está más allá de nuestro ego.
Segundo compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfru­taremos de la vida, porque el proceso del gozo tie­ne lugar cuando entramos en la conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un es­tado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la huma­nidad. Responderemos esa pregunta, y luego pon­dremos la respuesta en práctica. Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las nece­sidades de nuestros congéneres los seres huma­nos; combinaremos esas necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.
Hagamos una lista de nuestras respuestas a es­tas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el dinero del mundo? Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que hacemos ahora, es porque estamos en dharma, por­que sentimos pasión por lo que hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos. La segunda pregunta es: "¿Cuál es la mejor manera en que puedo servir a la humanidad?" Responda­mos esa pregunta y pongamos la respuesta en prác­tica.
Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando nuestras expresio­nes creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino del espíri­tu al mundo de la forma. Comenzaremos a expe­rimentar la vida como una expresión milagrosa de la divinidad - no ocasionalmente, sino a toda hora. Y conoceremos la alegría verdadera y el sig­nificado real del éxito - el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA


Pondré a funcionar la ley del dharma compro­metiéndome a hacer lo siguiente:

1) Hoy cultivaré con amor al dios en embrión que reside en el fondo de mi alma. Prestaré atención al espíritu interior que anima tanto a mi cuerpo como a mi mente. Despertaré a esa quietud profunda del interior de mi cora­zón. Mantendré la conciencia del ser atemporal y eterno, en medio de la experien­cia limitada por el tiempo.

2) Haré una lista de mis talentos únicos. Des­pués haré una lista de las cosas que me en­canta hacer cuando estoy expresando mis talentos únicos. Cuando expreso mis talentos únicos y los utilizo en servicio de la hu­manidad, pierdo la noción del tiempo y pro­duzco abundancia tanto en mi vida como en la vida de los demás.

3) Todos los días me preguntaré: "¿Cómo pue­do servir?" y "¿Cómo puedo ayudar?" Las res­puestas a estas preguntas me permitirán ayu­dar y servir con amor a los demás seres humanos.

RESUMEN Y CONCLUSIÓN


Quisiera conocer los pensamientos de Dios... lo demás son detalles.
- ALBERT EINSTEIN                            

La mente universal es la coreógrafa de todo lo que sucede en miles de millones de galaxias y hace su trabajo con una precisión exquisita y con una inteligencia inquebrantable. Su inteli­gencia es máxima y suprema e impregna cada fi­bra de la existencia: desde la más pequeña hasta la más grande, desde el átomo hasta el cosmos. Todo lo que vive es expresión de esta inteligen­cia. Y esta inteligencia actúa a través de las siete leyes espirituales.
Si miramos cualquiera de las células del cuerpo humano, a través de su funcionamiento vere­mos la expresión de estas leyes. Cada célula, sea del estómago, del corazón o del cerebro, se origi­na en la ley de la potencialidad pura. El ADN es el ejemplo perfecto de la potencialidad pura; en rea­lidad, es la expresión material de ella. El mismo ADN que hay en todas las células del cuerpo, se expresa de diferentes maneras para cumplir los requisitos particulares de cada una.
Cada célula opera además a través de la ley del dar. Una célula vive y permanece sana cuando está en estado de equilibrio. Este estado es de rea­lización y armonía, pero se mantiene a través de un constante dar y recibir. Cada célula da y apo­ya a las demás, y a cambio recibe alimento de ellas. La célula permanece en estado de flujo dinámi­co, el cual jamás se interrumpe. En realidad, el flujo es la esencia misma de la vida de la célula. Y solamente manteniendo este flujo de dar puede la célula recibir y, por tanto, continuar con su exis­tencia vibrante.
Las células ejecutan con suma perfección la ley del karma, porque incorporada en su inteligen­cia está la respuesta más apropiada, precisa y opor­tuna para cada situación que se presenta.
Las células también ejecutan con suma per­fección la ley del menor esfuerzo: cumplen su tra­bajo con tranquila eficiencia, en un estado de so­segada vigilancia.
Por medio de la ley de la intención y el deseo, cada intención de cada célula utiliza el infinito poder organizador de la inteligencia de la natura­leza. Hasta una intención simple como la de metabolizar una molécula de azúcar desencadena inmediatamente una sinfonía de sucesos en el cuerpo para secretar las cantidades exactas de hor­monas en el momento preciso, a fin de convertir la molécula de azúcar en pura energía creativa.
Desde luego, cada célula expresa la ley del de­sapego. No se aferra al resultado de sus intencio­nes. No duda ni tropieza porque su comportamien­to es función de una conciencia centrada en la vida y en el momento presente.
Cada célula también expresa la ley del dharma.
Debe descubrir su propia fuente, el yo superior; debe servir a sus congéneres y expresar su talento único. Las células del corazón, del estómago, del sistema inmune, todas se originan en el yo supe­rior, el campo de la potencialidad pura. Y como están directamente enlazadas con ese computa­dor cósmico, pueden expresar sus talentos únicos con toda facilidad y conciencia atemporal. Sólo expresando sus talentos únicos pueden mantener tanto su propia integridad como la de todo el cuer­po. El diálogo interno de cada una de las células del cuerpo humano es: "¿Cómo puedo ayudar?" Las células del corazón desean ayudar a las célu­las del sistema inmune, y éstas desean ayudar a las del estómago y a las de los pulmones, y las células del cerebro se dedican a escuchar y ayu­dar a todas las demás. Cada una de las células del cuerpo humano tiene solamente una función: ayudar a todas las demás.
Observando el comportamiento de las células de nuestro cuerpo, podemos ver la expresión más extraordinaria y eficiente de las siete leyes espiri­tuales. Ésa es la genialidad de la inteligencia de la naturaleza. Son los pensamientos de Dios; lo de­más son sólo detalles.

Las siete leyes espirituales del éxito son princi­pios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el do­minio de nosotros mismos. Si prestamos atención a estas leyes y ponemos en práctica los ejercicios propuestos en este libro, veremos que podremos hacer realidad cualquier cosa que deseemos - toda la abundancia, todo el dinero y todo el éxito que deseemos. También veremos que nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes espiritua­les de la vida, aquéllas que hacen que vivir valga la pena.
Existe una secuencia natural para aplicar es­tas leyes en la vida diaria, la cual puede ayudar­nos a recordarlas. La ley de la potencialidad pura se experimenta por medio del silencio, de la medi­tación, del hábito de no juzgar, de la comunión con la naturaleza, pero es activada por la ley del dar. El principio consiste en aprender a dar lo que se busca. Así es como uno activa la ley de la poten­cialidad pura. Si buscamos abundancia, demos abundancia; si buscamos dinero, demos dinero; si buscamos amor, aprecio y afecto, aprendamos a dar amor, aprecio y afecto.
Por medio de nuestros actos en la ley del dar, activamos la ley del karma. Si creamos un buen karma, éste nos facilitará todo en la vida. Nota­remos que no necesitamos mayor esfuerzo para satisfacer nuestros deseos, lo cual nos lleva auto­máticamente a comprender la ley del menor es­fuerzo. Cuando todo ocurra con facilidad y sin esfuerzo, y todos nuestros deseos se cumplan sin cesar, espontáneamente comenzaremos a com­prender la ley de la intención y el deseo. Cuando nuestros deseos se cumplan sin esfuerzo, nos será fácil practicar la ley del desapego.
Por último, cuando comencemos a compren­der todas estas leyes, comenzaremos a concentrar­nos en nuestro verdadero propósito en la vida, lo cual lleva a la ley del dharma. A través del uso de esta ley, expresando nuestros talentos únicos y sa­tisfaciendo las necesidades de los otros seres hu­manos, empezaremos a crear lo que deseemos, cuando lo deseemos. Nos volveremos despreocu­pados y alegres, y nuestra vida se convertirá en la expresión de un amor sin límites.

Somos los viajeros de una travesía cósmica -­polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efíme­ras, momentáneas, transitorias. Siddharta Gauta­ma, el Buda, fundador del budismo, dijo una vez:

Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes del otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como mirar los movimientos de una danza. Una vida es como un relámpago en el cielo, que se desliza veloz como un torrente por la pendiente de una montaña.

Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amar­nos y compartir. Este es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos. Y entonces este momento habrá valido la pena.


AGRADECIMIENTOS

Deseo expresarles mi amor y mi gratitud a las siguientes personas:
Janet Mills por cultivar con amor este libro desde su concepción hasta su terminación.
Rita Chopra, Mallika Chopra y Gautama Chopra por ser las expresiones vivientes de las siete leyes espirituales.
Ray Chambers, Gayle Rose, Adrianna Nie­now, David Simon, George Harrison, Olivia Harrison y Naomi Judd por su valentía y su com­promiso con una visión imponente, inspiradora, noble, elevada y transformadora.
Roger Gabriel, Brent Becvar, Rose Bueno­Murphy y todo mi personal del Centro Sharp para la Medicina de la Mente y el Cuerpo, por inspirar con su ejemplo a todos nuestros huéspedes y pa­cientes.
Deepak Singh, Geeta Singh, y todo mi perso­nal de Quantum Publications, por su vitalidad y su dedicación incesantes.
Muriel Nellis, por su firme intención de man­tener el más elevado nivel de integridad en todas nuestras empresas.
Richard Perl por ser un ejemplo maravilloso de la auto-referencia.
Linda Ford, por su fe inconmovible en el autoconocimiento, su compromiso y su contagioso entusiasmo por transformar la vida de muchas personas.
Y Bill Elkus, por su comprensión y su amistad.


GLOBAL NETWORK FOR SPIRITUAL SUCCESS
Post Office Box 1001
Del Mar, Califomia 92014

Estimado amigo/a:
En Las siete leyes espirituales del éxito he descri­to las virtudes y los principios que me han ayuda­do a mí, y a muchas otras personas, a alcanzar la satisfacción espiritual y el éxito material. Esta car­ta es una invitación para que usted se una - con­migo y potencialmente con millones de personas a lo largo del mundo - a la Asociación Mundial para el Éxito Espiritual, Global Network for Spiritual Success, que se basará en la práctica diaria de estos poderosos principios rectores.
La participación en la Asociación está abier­ta a todas las personas que decidan practicar las siete leyes espirituales. He descubierto que resulta particularmente enriquecedor el hábito de con­centrarse en una ley cada día de la semana, co­menzando el domingo con la ley de la potenciali­dad pura, y terminando el sábado con la ley del dharma. Concentrar su atención en una ley espiri­tual transformará completamente su vida, como ha transformado la mía, y si todos nos concentra­mos en la misma ley cada día, pronto podremos formar un enorme grupo de gente que haya al­canzado el éxito y que pueda transformar la vida en este planeta.
Algunos grupos de amigos, en diferentes par­tes del mundo, han comenzado ya a concentrarse en una ley cada día. Yo he hecho lo mismo con mis colaboradores y amigos, y le sugiero que también usted comience con un grupo de estudio - in­tegrado por miembros de su familia, o amigos o compañeros de trabajo - que se reúna una vez por semana para discutir las experiencias de cada uno con las leyes espirituales. Si esas experien­cias son extraordinarias, como lo serán en algu­nas ocasiones, lo invito a que me escriba contán­domelas.
Para unirse al Global Network for Spiritual Success todo lo que usted necesita hacer es en­viarme su nombre, su dirección y, si quiere, su número telefónico y/o su dirección de correo elec­trónico, a la dirección mencionada al comienzo, y yo le enviaré una tarjeta - que usted podrá conservar en su billetera - con las siete leyes im­presas, y lo mantendré informado sobre las acti­vidades de la Asociación.
El establecimiento de esta Asociación repre­senta la realización de uno de mis sueños más queridos. Uniéndose al Global Network y practi­cando las siete leyes espirituales, yo sé que usted logrará el éxito espiritual y la satisfacción de sus deseos. Me es imposible desearle una bendición mayor.
Con amor y mis mejores deseos,
DEEPAK CHOPRA

SOBRE EL AUTOR


Deepak Chopra es un líder de talla mundial en el campo de la medicina de la mente y el cuerpo y del potencial humano. Ha escrito once libros, varios de los cuales han sido éxitos de li­brería, entre ellos, Ageless Body, Timeless Mind; Quantum Healing; y Creating Af fluence. También ha producido un sinnúmero de programas de audio y vídeo para promover la salud y el bienestar. Sus libros se han traducido a más de veinticinco idio­mas, y ha dado conferencias en América del Nor­te, América del Sur, la India, Europa, el Japón y Australia. Actualmente es director ejecutivo del Instituto de Medicina de la Mente y el Cuerpo y del Potencial Humano, en Sharp HealthCare, San Diego, California.


Si lo que ha leído le puede resultar a Usted, a alguien de los suyos o a otras personas de utilidad, entonces yo también he ganado algo y he dado algo de lo que he recibido. Por cierto es mucho y debo participar en la vida mucho más para ver si consigo equilibrar la balanza.
Muchas Gracias por leer aquí en Vida Infinita.
Omarito.