viernes, 18 de febrero de 2011

NUEVA MEDICINA GERMANICA

Si hay una experiencia que no cambia, si hay algo que se mantiene constante, si durante la historia de la raza humana algo es fijo, es el afán de investigación del hombre, ser humano y su tozudez por lograr resultados. Esta locura desenfrenada ha hecho que la palabra cambio sea la mas real, la que mas expresa la movida imparable de los Seres Humanos a lo largo del Tiempo.
La Medicina es uno de los escenarios que mas se han beneficiado de este cambio.
Aun así llama la atención algo. Hay diversos sistemas de salud. Y hay que reconocer que los acercamientos de uno a otro son a fuerza de trabajo activo. O sea no hay facilidad en estas aproximaciónes en nada.
Pero los seres humanos estamos pues en la obligación de distinguir con ojos de la verdad experimental si queremos saber y tener no solo solvencia económica sino también mas y mas inteligente vida.
Es por ello que pongo a vuestra consideración criterios nuevos no en su salida a Internet porque ya están en ella hace algún tiempo pero si. Un punto de vista sobre la salud y la enfermedad novedoso. Para Usted hacer por si mismo su juicio sobre lo que aquí aparece.

NUEVA MEDICINA GERMÁNICA® (GNM)
El nuevo paradigma médico
© Por Dra. Caroline Markolin,  Vancouver, Canadá
INTRODUCCIÓN

En agosto de 1978, el Dr. Ryke Geerd Hamer, M.D., en aquel tiempo jefe de internistas en la clínica oncológica en la Universidad de Munich, Alemania, recibió la terrible noticia de que a su hijo Dirk le habían disparado. Dirk murió en diciembre de 1978. Unos pocos meses más tarde, el Dr. Hamer fue diagnosticado con cáncer de testículo. Puesto que el nunca había estado seriamente enfermo, inmediatamente supuso que este desarrollo del cáncer podría estar directamente relacionado la trágica pérdida de su hijo.
La muerte de Dirk y su propia experiencia con el cáncer motivó al Dr. Hamer a investigar la historia personal de sus pacientes de cáncer. Rápidamente aprendió que, así como él, todos sus pacientes habían pasado por algún episodio excepcionalmente lleno de tensión antes de desarrollar el cáncer. La observación de una conexión mente-cuerpo no fue realmente sorprendente. Numerosos estudios ya han enseñado que el cáncer y otras enfermedades son a menudo precedidos por un evento traumático. Pero la investigación del Dr. Hamer tomó una medida trascendental, más adelante. Buscando la hipótesis que todos los eventos corporales son controlados desde el cerebro, él analizó las tomografías de cerebro de sus pacientes y las comparó con sus expedientes médicos. El Dr. Hamer descubrió que cada enfermedad (¡y no solo el cáncer!) esta controlada desde su propia área específica en el cerebro, y vinculada a un “choque de conflicto” muy particular e identificable. 

El Dr. Hamer llamó a sus hallazgos, “Las cinco Leyes de la Nueva Medicina”, porque estas leyes biológicas, que son aplicables a cualquier caso de pacientes, ofrecen un entendimiento completamente nuevo de la causa, el desarrollo y el proceso natural de sanación de las enfermedades. (En respuesta al creciente número de malas representaciones de estos descubrimientos, y para preservar la integridad y autenticidad de este trabajo científico, el Dr. Hamer ahora ha protegido legalmente el material de su
investigación, bajo el nombre Nueva Medicina Germánica [Las siglas en inglés son GNM [German New Medicine]. El término “Nueva Medicina” no pudo registrarse con derechos reservados internacionalmente.)
En 1981, el Dr. Hamer presentó sus hallazgos a la Facultad de Medicina de la universidad de Tübingen como una tesis post-doctoral. Pero hasta hoy día, la universidad se ha negado a probar la investigación del Dr. Hamer, a pesar de su obligación legal para hacerlo. Éste es un caso sin precedentes en la historia de las universidades. De manera parecida, la medicina oficial se rehúsa a aprobar sus descubrimientos, a pesar de que se hicieron unas 30 verificaciones científicas, tanto por médicos independientes como por asociaciones de profesionales.


Poco después de que el Dr. Hamer presentó su tesis, se le dio un ultimátum para que renunciara a sus descubrimientos, o bien le sería negada la renovación de su contrato en la clínica universitaria. En 1986, aunque su trabajo científico nunca había sido censurado y mucho menos desaprobado, el Dr. Hamer fue despojado de su licencia médica por el motivo de que se había negado a ajustarse a los principios de la
medicina convencional. Sin embargo, él estaba decidido a continuar con su trabajo. Alrededor de 1987, pudo extender sus descubrimientos a prácticamente cada enfermedad conocida por la medicina.
EL ORIGEN DE LA ENFERMEDAD EN EL CEREBRO
El Dr. Hamer estableció que “cada enfermedad es causada por un choque de conflicto que toma completamente fuera de guardia a cualquier individuo” (Primera Ley Biológica). En honor a su hijo, el Dr. Hamer llamó a este inesperado acontecimiento de choque un Síndrome de Dirk Hamer, o DHS.
Psicológicamente hablando, un DHS es un incidente personal, condicionado por nuestras experiencias pasadas, nuestras vulnerabilidades, nuestras percepciones individuales, nuestros valores y creencias.
No obstante, el DHS no es un conflicto meramente psicológico, sino más bien un conflicto biológico que debe ser entendido en el contexto de nuestra evolución. 
Los animales experimentan estos choques biológicos en términos concretos, por ejemplo, a través de la repentina pérdida del nido o de su territorio, una separación de la pareja, o una amenaza inesperada de inanición, o miedo a morir. Puesto que a través del tiempo la mente humana ha adquirido una manera figurativa de pensar, podemos experimentar estos conflictos biológicos también en un sentido transpuesto. Un hombre, por ejemplo, puede sufrir un “conflicto de pérdida territorial” cuando inesperadamente pierde su hogar o su lugar de trabajo; para una mujer un “conflicto del nido” podría ser una preocupación sobre el bienestar de un miembro de su familia, un “conflicto de abandono” puede ser detonado por un divorcio inesperado o por haber tenido que ser llevado rápidamente al hospital. Los niños a menudo sufren un “conflicto de separación” cuando mamá decide regresar al trabajo, o cuando los padres se separan. 

Analizando miles de tomografías computarizadas (CT) cerebrales en relación a las
historias de sus pacientes, el Dr. Hamer descubre que en el momento en que ocurre
un DHS, éste choque impacta un área específica predeterminada en el cerebro
causando una “lesión” que es visible en un escaneo de CT, como un juego de agudos
anillos concéntricos. (En 1989, Siemens, el fabricante alemán de los escáneres de
CT certificó que esta formación de anillos no son artefactos del equipo.) Después del
impacto, las células cerebrales afectadas comunican el choque al órgano correspondiente, el cual a su vez responde con una alteración particular y ¡predecible! La razón del porqué conflictos específicos están indisolublemente atados a áreas específicas del cerebro es que, durante la historia de nuestra evolución, cada parte del cerebro fue programada para responder instantáneamente a conflictos que podrían amenazar nuestra supervivencia. Mientras el “cerebro antiguo” (tallo cerebral y cerebelo) están programados con temas de supervivencia básica que se relacionan a la respiración, la alimentación o la reproducción, el “cerebro nuevo” (sustancia blanca y corteza) está codificado con temas más avanzados, tales como conflictos territoriales, conflictos de separación, conflictos de identidad y conflictos de auto-devaluación. 
La investigación médica del Dr. Hamer está firmemente vinculada a la ciencia de la embriología, porque el que un órgano responda a un conflicto con un crecimiento tumoral, con una degradación de tejido, o con una falla funcional, esta determinado por el origen de la capa embrionaria germinal desde donde, tanto el órgano como el correspondiente tejido del cerebro se originan (Tercera Ley Biológica). 

El “Sistema Ontogenético de Tumores” de la GNM muestra que los órganos controlados por el “cerebro antiguo”, los cuales derivan del endodermo o del mesodermo del “cerebro antiguo”, como los pulmones, el hígado, el colon, la próstata, el útero, la dermis de la piel, la pleura, el peritoneo, el pericardio, las glándulas mamarias, etc. siempre generan proliferación de células en cuanto ocurre el correspondiente conflicto. Es por ello que los tumores de éstos órganos se desarrollan exclusivamente durante la fase activa del conflicto (iniciado por el DHS). 
Tomemos, por ejemplo, el cáncer de pulmón: El conflicto biológico vinculado al cáncer de pulmón es un “conflicto de muerte-miedo a morir”, porque en términos biológicos, el pánico a la muerte es igualado a ser incapaz de respirar. Con el choque de “muertemiedo a morir”, las células de los alvéolos del pulmón que regulan la respiración, comienzan instantáneamente a multiplicarse formando un tumor del pulmón.

Contrariamente al punto de vista convencional, esta multiplicación de células de pulmón no es un proceso sin sentido, sino que sirve para un propósito biológico muy bien definido, es decir, incrementar la capacidad de los pulmones, y así optimizar la oportunidad de supervivencia del organismo. Los análisis de las exploraciones del cerebro que hizo el Dr. Hamer demuestran que cada persona con cáncer de pulmón muestra una configuración distintiva de los anillos en forma de diana en el área correspondiente del tallo cerebral, y que cada paciente ha sufrido un pánico de muerte inesperado, antes del inicio del cáncer. En la mayoría de los casos, el temor a la muerte fue detonado por un choque sobre un diagnóstico de cáncer que la persona experimentó como una “sentencia de muerte”. Dado que el hecho de fumar se encuentra en franca disminución, esto arroja una nueva luz en el enigmático incremento de cáncer de pulmón (“El asesino #1”) y cuestiona si fumar es per se una verdadera causa de cáncer de pulmón. 
El cáncer glandular de mama, según los hallazgos del Dr. Hamer, es el resultado ya sea de un conflicto de preocupación “madre-hijo(a)” o un conflicto de “preocupación de pareja”. Estos tipos de conflictos siempre impactan al “cerebro antiguo” en el área que controla las glándulas que producen leche. Una mujer puede sufrir un conflicto de preocupación madre-hijo cuando su cría es repentinamente herida o está seriamente enferma. Durante la fase activa del conflicto, las células de las glándulas mamarias se multiplican continuamente formando un tumor. El propósito biológico de la proliferación de células es habilitarse para proporcionar más leche al descendiente que sufre, y de esa manera acelerar la sanación. Cada mujer humana y mamífera nace con este antiguo programa de respuesta biológico. Los muchos estudios de casos del Dr.Hamer muestran que las mujeres, incluso cuando no dan de mamar, desarrollan un tumor en las glándulas mamarias por preocuparse obsesivamente acerca del bienestar de un ser amado (ya sea un niño en problemas, un padre o madre enfermos, o algún amigo querido que sea causa de preocupación).

Lo que se ha dicho acerca del cáncer de pulmón y del cáncer de mama, igualmente aplica a todos los otros cánceres que se originan en el “cerebro antiguo”. Cada uno es detonado por un choque específico de conflicto que activa un “Programa Biológico Especial Significativo”, “Quinta Ley Biológica”), el cual permite que el organismo sobrepase el funcionamiento diario y se ocupe físicamente de la situación de emergencia. Para cada tipo de conflicto hay una retransmisión cerebral desde donde se coordina el programa biológico en particular. 
Mientras los órganos controlados por el “cerebro antiguo” generan un crecimiento tumoral durante la fase activa del conflicto, lo opuesto es el caso con todos los órganos que son controlados desde la sustancia blanca y el córtex (“cerebro nuevo”). En lo referente a la capa germinal embrionaria de todos los órganos y tejidos controlados por el “cerebro nuevo” (ovarios, testículos, huesos, nódulos linfáticos, epidermis, cuello del cerviz uterino, tubos bronquiales, vasos coronarios, conductos galactóforos, etc.) estos se originan del ectodermo o del mesodermo del “cerebro nuevo”. En el momento en que ocurre el conflicto, el tejido orgánico biológicamente correspondiente responde con degeneración de células. Las necrosis de los ovarios o testículos, la osteoporosis, el cáncer de hueso, o las úlceras del estómago, por ejemplo, son condiciones que solamente ocurren mientras una persona está en un estado de desesperación emocional relacionado con el conflicto. Como es de esperarse, la pérdida de tejido tiene un significado biológico.

Tomemos, por ejemplo, el revestimiento del epitelio de los conductos galactóforos (de leche). Puesto que dicho revestimiento epitelial se desarrolló más tarde que el tejido de las glándulas productoras de leche, éste tejido es más joven y está controlado desde la corteza cerebral, es decir, una parte más joven del cerebro. El conflicto biológico del revestimiento del los conductos de leche es un “conflicto de separación” experimentado como si “mi cría [o mi pareja] fuese arrebatado de mi pecho”. Un mamífero femenino puede sufrir tal conflicto cuando su cría se pierde o muere. Como reflejo natural al conflicto, el revestimiento del tejido de los conductos galactóforos comienza a ulcerarse. El propósito de la pérdida de tejido es incrementar el diámetro de los conductos porque con conductos agrandados la leche que ya no se usa puede drenarse fácilmente y no se congestiona en la mama. El cerebro de cada mujer está programado con esta respuesta biológica. Puesto que la mama femenina es, biológicamente hablando, sinónimo de cuidado y nutrición, las mujeres sufren tal conflicto por una separación inesperada de un ser querido que es intensamente importante. Durante la fase activa del conflicto virtualmente no hay síntomas físicos, excepto un ligero y ocasional “tirón” en el pecho. 
Continuará

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