Es cierto para una mayoría
que preferimos hacer cosas que nos entretienen pero que no nos calienten la
cabeza. Una de las cosas buenas que el Café tiene es que se sirve en tazas
pequeñas por lo general, es muy sabroso y nos lo podemos dar de un trago o
saborear cada buchito.
Y así pasa con casi
todo. Al ver una obra o un libro grueso. La gente tiende a hacer un mohín y
ver otra cosa.
Si nos presentan
aquello como "individual" en cada una de sus partes, es posible que le dediquemos
un tiempito y hasta que repitamos.
Bien pues los que han
leído algunos de los últimos escritos han asistido a eso.
“Ansiedad” es una
Parodia de” La Ley de la Potencialidad Pura”.
“Ganar” es una introducción
a “La Ley del Dar”
“EL PERRO DE PAVLOV” parodia,
recrea a “La Ley del Karma o Ley de Causa y Efecto”
Así bajo versiones de
corta duración, en lenguaje simple hemos leído más sobre el mismo tema que su
original y de valor novedoso “Las 7 leyes espirituales del éxito” de Chopra.
Por supuesto que cada
uno de los escritos esta emparejado con un capítulo del Libro cuyo título
acabamos de expresar y que también se encuentra en el presente Blog.
Por supuesto que
quien sabe Guardar Silencio, lo que en nuestra cultura no es tan fácil, porque
somos por naturaleza habladores y discutidores.
Quien observa y no
juzga a priori. Quien prefiere ver la película completa y no saca conclusiones
por un solo detalle, tiene más elementos a la hora de tomar decisiones,
También quien dedica
parte de su tiempo a deambular simplemente para equilibrar energías tiene mejor
disposición para llegar a la verdad en un momento dado.
Quien refrena su
mente, vaciándola de pensamientos, que no ordenamos en su aparición y nos traen
o nos llevan a escenarios diferentes sin ton ni son, se siente en mucha mejor condición
al final de una jornada.
A esto le llama La Ley
de La Potencialidad Pura Chopra. Su
comentario yo lo titule como Ansiedad.
Los beneficios de
relacionarse con todos los que llegan a nosotros a partir del no interés son realmente
un elemento muy positivo en nuestro deambular diario, el hecho de Dar. El
aceptar lo que esto genera y el impulsar nuestro hacer a partir de esta acción,
nos hace mucho mejores y por otra parte recibimos también en la misma medida que
damos y facilitamos esta interesante manera de ser. Chopra lo denomina en su capítulo;
La Ley del Dar y yo lo comente como Ganar. Porque Dar y Recibir forman parte
del mismo fenómeno porque todos estamos conectados.
Para nadie es un
secreto que de acuerdo a como se conduce así son sus resultados.
Pero siempre hay
comentarios relativos a que no siempre es así. Hice un escrito breve sobre este
interesante tópico al que le llame EL PERRO DE PAVLOV proveniente del homólogo en el Libro
de Chopra, “La Ley del Karma o de Causa y Efecto”.
Si bien es cierto que
no hay regla sin excepción y así estoy de acuerdo con Usted. Es indiscutible
que cuando uno suma todas estas acciones el resultado debe ser mejor que el de
aquel que habla sin freno y por tanto dice cosas que no siente sino que pasa
por ellas a la velocidad de sus emociones, aquel que se mantiene irritado por
tener la cabeza llena de preocupaciones que no les da descanso, ni ellas a él,
aquel que reserva absolutamente casi todo para sí mismo y que no tiene dedicación
a su mundo circundante mediante otorgamiento de cosas que no siempre materiales
son bien recibidas por los otros y el universo. A su vez el reconocer que los malos momentos
y triunfos obtenidos tanto unos como otros tienen su razón, su génesis
exclusivo en el exterior de la primera persona es otra carga que lo lleva a
pasajes sin salida.
Quien es capaz de
cumplir con lo que se comenta por Chopra en su Obra de Referencia para este
comentario, en la práctica diaria, con el trigo en la mano. Debe tener una
mejor calidad de vida.
Ahora bien, como dice
un estimado amigo, La Vida no para y es necesario “Elevar el Techo de Vuelo”.
Si Usted lo acepta lo invitare a continuación a
leer un capítulo de “Las 7 Leyes Espirituales del Éxito”
LA LEY DEL MENOR ESFUERZO
La inteligencia
de la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con
armonía y con amor.
Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, la
alegría y el amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad.
Un
ser integral conoce sin viajar, ve sin mirar, y realiza sin hacer.
Lao-TSE
La cuarta ley espiritual del éxito es la ley del
menor esfuerzo. Esta ley se basa en el hecho de que la inteligencia de la
naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación. Ése es el principio
de la menor acción, de la no resistencia. Por consiguiente, es el principio de
la armonía y el amor. Cuando aprendemos esta lección que nos enseña la
naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros deseos.
Si observamos la naturaleza, veremos que ella
utiliza un esfuerzo mínimo para funcionar. La hierba no tiene que hacer ningún
esfuerzo para crecer; sencillamente, crece. Los peces no se esfuerzan para
nadar; sencillamente, nadan. Las flores no hacen ningún esfuerzo para abrirse;
sencillamente, se abren. Las aves no se esfuerzan para volar; sencillamente,
vuelan. Ésa es su naturaleza intrínseca. La Tierra no se esfuerza para girar sobre
su eje; es su naturaleza girar a velocidad vertiginosa en el espacio. Es la
naturaleza de un bebé estar siempre en estado de dicha. Es la naturaleza del
sol brillar. Es la naturaleza de las estrellas titilar y destellar. Y es la
naturaleza humana hacer que los sueños se conviertan en realidad, con facilidad
y sin esfuerzo.
En la ciencia védica, la filosofía milenaria de la
India, este principio se conoce como economía de esfuerzo, o "hacer menos
para lograr más". Al final, llegamos al estado en que sin hacer nada lo
realizamos todo. Esto significa que una ligera idea puede convertirse en
realidad sin esfuerzo alguno. Lo que conocemos normalmente como "milagros"
son en realidad manifestaciones de la ley del menor esfuerzo.
La inteligencia de la naturaleza funciona sin
esfuerzo, sin resistencia, espontáneamente. No es lineal; es intuitiva,
holística y estimulante. Y cuando estamos en armonía con la naturaleza, cuando
estamos seguros del conocimiento de nuestro verdadero yo, podemos utilizar la
ley del menor esfuerzo.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros
actos brotan del amor, porque es la energía del amor la que aglutina la
naturaleza. Cuando tratamos de conseguir el poder para controlar a los demás,
gastamos energía. Cuando buscamos el dinero o el poder para satisfacer al ego,
gastamos energía persiguiendo la ilusión de la felicidad, en lugar de
disfrutar la felicidad del momento. Cuando anhelamos el dinero para beneficio
personal únicamente, cortamos el flujo de energía hacia nosotros e impedimos
la expresión de la inteligencia de la naturaleza. Pero cuando nuestras
actuaciones nacen del amor, no hay desperdicio de energía. Cuando nuestros
actos brotan del amor, la energía se multiplica y se acumula - y el exceso de
energía que recogemos y disfrutamos puede canalizarse para crear cualquier
cosa que deseemos, incluida la riqueza sin límites.
Podemos considerar el cuerpo como un aparato para
controlar la energía: puede generar, almacenar y gastar energía. Si sabemos
cómo generar, almacenar y gastar la energía de una manera eficiente, podemos
crear cualquier cantidad de riqueza. Fijar nuestra atención en el ego consume
la mayor parte de la energía. Cuando nuestro punto interno de referencia es el
ego, cuando buscamos poder y control sobre los demás, o la aprobación del
resto del mundo, desperdiciamos nuestra energía.
Sin embargo, cuando liberamos esa energía podemos
recanalizarla para crear cualquier cosa que deseemos. Cuando nuestro punto
interno de referencia es nuestro espíritu, cuando nos volvemos inmunes a la
crítica y perdemos el temor a los desafíos, podemos aprovechar el poder del
amor y utilizar creativamente la energía para vivir la abundancia y la
evolución.
En El arte de soñar, don Juan le dice a Carlos
Castañeda: "Gastamos la mayor parte de nuestra energía sosteniendo nuestra
importancia... Si pudiéramos perder parte de esa importancia, nos sucederían
dos cosas extraordinarias. Una, liberaríamos la energía que se mantiene atada
alimentando la idea ilusoria de nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de
suficiente energía para ... vislumbrar la grandeza real del universo".
La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes -
tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de
"hacer menos para lograr más". El primer componente es la
aceptación. Aceptar significa sencillamente contraer un compromiso: "Hoy
aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los hechos tal
como se presenten". Eso significa que sabremos que este momento es como
debe ser, porque todo el universo es como debe ser. Este momento - el que
estamos viviendo ahora mismo - es la culminación de todos los momentos que
hemos vivido en el pasado. Este momento es como es porque todo el universo es
como es.
Cuando luchamos contra este momento, en realidad
luchamos contra todo el universo. En lugar de eso, podemos tomar la decisión
de no luchar hoy contra todo el universo, no luchando contra este momento. Eso
significa que nuestra aceptación de este momento es total y completa. Aceptamos
las cosas como son, no como quisiéramos que fueran, en este momento. Es importante
comprender esto: podemos desear que las cosas sean diferentes en el futuro,
pero en este momento debemos aceptarlas como son.
Cuando nos sintamos frustrados o estemos molestos a
causa de una persona o una situación, recordemos que nuestra reacción no es
contra la persona o la situación, -sino contra nuestros sentimientos acerca de
esa persona o esa situación. Ésos son nuestros sentimientos, y nadie tiene la
culpa de ellos. Cuando reconozcamos y comprendamos esto plenamente, estaremos
listos para asumir la responsabilidad de lo que sentimos y para cambiarlo. Y
si podemos aceptar las cosas como son, estaremos listos para asumir la
responsabilidad de nuestra situación y de todos los sucesos que percibimos
como problemas.
Esto nos lleva al segundo componente de la ley del
menor esfuerzo: la responsabilidad. ¿Qué significa responsabilidad? Significa
no culpar a nadie o a nada - ni siquiera a nosotros mismos - de nuestra
situación. Una vez aceptado un suceso, un problema o una circunstancia,
responsabilidad significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la
situación tal como es en este momento. En todos los problemas hay un principio
de oportunidad, y esta conciencia nos permite aprovechar el momento y
transformarlo en una situación o una cosa mejor.
Cuando hacemos esto, toda situación supuestamente
enojosa se convertirá en una oportunidad para crear algo nuevo y bello; y todo
supuesto torturador o tirano se convertirá en maestro. La realidad es una
interpretación. Y si optamos por interpretar la realidad de esta manera, tendremos
muchos maestros a nuestro alrededor, y muchas oportunidades para evolucionar.
Siempre que enfrentemos a un tirano, torturador,
maestro, amigo o enemigo (todos son la misma cosa), recordemos: "Este
momento es como debe ser". Cualesquiera que sean las relaciones que
tengamos en este momento de nuestra vida, son precisamente las que necesitamos
en este momento. Hay un significado oculto detrás de todos los acontecimientos,
y ese significado oculto está trabajando a favor de nuestra evolución.
El tercer componente de la ley del menor esfuerzo
es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra conciencia
abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la necesidad de
convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto.
Si observamos a las personas que nos rodean, veremos que ellas pasan el
noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo sus puntos de vista. Si sencillamente
renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, a través de esa
renuncia lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente
desperdiciábamos.
Cuando estamos a la defensiva, cuando culpamos a
los demás y no aceptamos ni nos rendimos ante el momento, nuestra vida se
llena de resistencia. Cada vez que encontremos resistencia, reconozcamos que
forzar la situación sólo aumentará la resistencia. No es bueno alzarse rígido
como un gran roble que se agrieta y sucumbe a la tempestad; al contrario,
debemos tratar de ser flexibles como la caña que se dobla en la tormenta y
sobrevive.
Desistamos completamente de defender nuestro punto
de vista. Cuando no hay un punto que defender, no puede haber discusión. Si
hacemos esto constantemente - si dejamos de luchar y de resistirnos - viviremos
plenamente el presente, el cual es un regalo. Alguien me dijo una vez que
"el pasado es historia, el futuro es un misterio, y este momento es un
regalo. Por esa razón este momento se denomina «el presente»".
Si abrazamos el presente y nos volvemos uno con él,
si nos fusionamos con él, sentiremos un fuego, un brillo, una chispa de energía
palpitando en cada ser consciente. A medida que experimentemos este júbilo del
espíritu en cada ser vivo, cuando entremos en intimidad con él, la dicha nacerá
en nuestro interior y podremos deshacernos de las terribles cargas y molestias
de la actitud defensiva, el resentimiento y el rencor. Sólo
entonces nos sentiremos despreocupados, festivos, alegres y libres.
En medio de esta libertad alegre y sencilla,
sabremos sin duda en nuestro corazón que lo que deseemos estará disponible para
nosotros cuando lo deseemos, porque nuestro deseo vendrá del nivel de la
felicidad, y no del nivel de la ansiedad o el temor. No necesitamos
justificarnos; simplemente declaremos nuestro propósito ante nosotros mismos,
y experimentaremos realización, deleite, alegría, libertad y autonomía en
todos los momentos de nuestra vida.
Comprometámonos a seguir el camino de la no
resistencia. Ése es el camino a través del cual la inteligencia de la
naturaleza se desarrolla espontáneamente, sin resistencia ni esfuerzo. Cuando
alcancemos esa deliciosa combinación de aceptación, responsabilidad e
indefensión, sentiremos la facilidad con que fluye la vida.
Si permanecemos abiertos a todos los puntos de vista
- no aferrados rígidamente a uno -, nuestros sueños y nuestros deseos fluirán
con los deseos de la naturaleza. Entonces podremos liberar nuestros deseos sin
apego, y después sólo esperar el momento propicio para que florezcan convertidos
en realidad. Podemos estar seguros de que cuando el momento sea el indicado,
nuestros deseos se cumplirán. Ésa es la ley del menor esfuerzo. (Chopra)
Gracias por su Tiempo.
Omarito.
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