viernes, 11 de mayo de 2012

Maestra.



Un pequeño retozaba entre pupitres, la maestra le llamaba la atención.
 Pero  él no se daba por entendido.
También ella lo hacía con Anacleto. Aquel jovencito del lugar que venía en su caballito a la escuelita donde veía como salía el Sol para él y sus compañeritos.
El pequeño se tranquilizó con un reglazo que fue más simbólico que real, le dolió más que lo pararan de sus juegos en plena aula. Delante de los demás que para el eran casi adultos, pero se tranquilizó.
-Anacleto exclamaba la Maestra. Voy a citar a tus padres. Pórtate bien.
 El peque… vio la oportunidad de gozar con Anacleto y de vez en cuando lo fastidiaba un poco.
Anacleto aguanto y bien. Y cuando el Peque… vio que la clase acabó. Salió detrás de él mortificándolo como si fuera un profesor y Anacleto espero hasta salir bien de la escuela. Hizo su cálculo y cuando lo creyó oportuno se viro y le dio un golpe por la barriga que hizo gritar al Peque… y hasta la Profesora correr a apaciguarlo todo.

Ya un poco más crecido, le gustaba  ir a fiestas. Al Peque. Y puesto de acuerdo con sus amigos, como en la casa siempre se le decía, sí. No contó con otros factores. Llega el momento y dice. 
-Mami, (que era aquella Profesora de Anacleto). Voy a una fiesta con  los amigos.
Ella al inicio se queda silenciosa, después le pregunta.
-¿Cuál es tu próximo examen?
-Matemática mamá.
-¿Cuándo Mi Niño?
-En 10 días Mami.
-Bien. Trae la Libreta de Matemática. Si me respondes la materia bien. No hay problemas puedes ir.
En esa ocasión pudo ir. Pero hubo ocasiones en que no se supo lo necesario y lo dejaron en cobija.

En una de las ocasiones en que andaban juntos comprando o haciendo gestiones para la casa, el pasa por al lado de dos amigos del barrio y ella se da cuenta de que no se saludan.
No dijo nada. Al otro día. Le busco un libro en el que decía. 
“Hazte amigo de tu enemigo”. 
Los dos se miraron y sonrieron.
Algún tiempo después. 
-Mami tengo una amiga que me gustaría que pasara conmigo unos minutos aquí. Hay alguna pena. Y nada de dinero.
-Está bien. Nosotros vamos a dar un paseo. A qué hora te es mejor.

Paso el tiempo, paso. Ella se fue.
Pero cada vez que las cosas se ponen feas. O simplemente cuando el estima que la vida le va mal. El siente que ella está presente, susurrándole cosas al oído. O en sus sueños, dándole cariños, como ella solía hacerlo cuando él era  el peque… (Siempre para ella).

Se Feliz Madre, Sabes que sin ti Vida no hay.
Sabes que sin ti. El Amor puede acabar.

Omarito




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